Perspectivas. De secretarios a ministros: su historia | El Nuevo Siglo
Josefina Valencia de Hubach fue la primera mujer ministra en Colombia, ocupó la cartera de Educación en 1956.
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Domingo, 21 de Agosto de 2022
Redacción Política

Antes de ser ministros fueron llamados secretarios. Sin importar el nombre del cargo ellos constituyen el Gobierno junto con el presidente de la República, pero de acuerdo con la Constitución son también los órganos de comunicación entre el Ejecutivo y el Congreso.

La Constitución colombiana les dio el nombre a estos funcionarios de secretarios, como se llaman en este momento en Estados Unidos, pero posteriormente empezaron a llamarse ministros. Así lo recuerda Enrique José Arboleda, quien es investigador y doctor en Jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.  

El jurista, quien habló con EL NUEVO SIGLO, explicó que en últimas el esquema es el mismo que hay en el país norteamericano y es que el secretario asesora al presidente en la toma de decisiones, pero en principio la decisión la toma el Jefe de Estado y el secretario firma avalando la decisión.

“Es muy distinto a como funciona en un sistema parlamentario, donde el ministro es el que decide y muchas veces los temas no los trata el ministro con el Jefe de Estado o en el caso de Inglaterra con el rey, sino que hay consejo de ministros, un órgano colegiado que toma las decisiones”, resalta Arboleda.

Ya en el artículo 136 de la Constitución de 1821 de Villa del Rosario se determinaron estas Secretarías de Estado: “Relaciones Exteriores, del Interior, de Hacienda, de Marina y de Guerra. El Poder Ejecutivo puede reunir temporalmente dos Secretarías en una”. La denominación de secretarios, después de la independencia y a imitación de Estados Unidos, parecía entonces más democrática. La Carta de 1886 introdujo el gobierno de los ministros.

Posteriormente la Ley 7 del 25 de agosto de 1886, firmada por Rafael Núñez, reglamentó la conformación de dichas entidades que pasaron a ser siete: Hacienda, Relaciones Exteriores, Gobierno, Instrucción Pública, Guerra, Tesoro y Fomento. Cuatro años después se crearía el Ministerio de Justicia.

Primera ministra y el Frente Nacional

La primera mujer en ocupar este cargo en el país fue la conservadora, Josefina Valencia de Hubachquien en 1956 fue designada como ministra de Educación e impulsó este campo en el sector rural durante la dictadura de Rojas Pinilla.

Arboleda narra que en un principio ambos partidos políticos, el Conservador y el Liberal, respaldaron a Rojas bajo la idea de que convocara a elecciones en los dos o tres años siguientes, pero después los generales lo convencieron de que se quedara en el poder. En ese momento se forja un movimiento para tumbar al general que finalmente desembocó en una Junta Militar y el plebiscito de 1957.

Entonces los dos partidos se ponen de acuerdo para tumbar a Rojas y de esta manera evitar la violencia. “Todos los cargos públicos del Estado debían repartirse por mitades, mitad para los liberales y mitad para los conservadores. Y en muchos cargos había dos personas, una liberal y una conservadora, en los juzgados y las cortes, la mitad de la corte tenía que ser azul y la otra roja y obviamente los ministerios”.


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“Allí hubo una limitante con unos efectos políticos muy importantes, que entonces el presidente elegido tenía que hablar con los jefes de los partidos para poder nombrar la gente que no era de su partido. Guillermo León Valencia hablaba de la milimetría, esto significaba que él le consultaba al Partido Liberal, que estaban divididos, y tenía que darle participación a los dos grupos liberales. Entonces Valencia se inventó el término milimetría y eso limitó fuertemente la libertad del presidente para nombrar ministros y le dio un gran poder a los partidos políticos, representados en el Congreso en el nombramiento de los ministros, poder que aún se conserva”, afirmó el jurista.

Los vices

Para Arboleda el ministro es por definición político, es decir, no en el sentido partidista, sino que debe tener la misma orientación política, debe compartir las orientaciones del presidente. “En la medida que uno nombre ministros que no estén de acuerdo con el gobierno, pues obviamente que van a ser los palos en la rueda, porque no van a seguir las instrucciones”.

Por eso señala la reforma que se hizo en 1968, cuando se determinó que los viceministros deben ser los técnicos. “Entonces el que sabe construir obras no es el ministro de obras sino es el viceministro, al menos en teoría; esa fue la forma como la ideó Carlos Lleras Restrepo en ese año. Se trata de separar el área política propiamente dicha del área técnica. ¿Qué pasaba en la práctica? Que el viceministro tiene tanto poder que los partidos políticos no solo quieren tener ministros, sino también vices”.

Por último destaca que aunque “el número de los ministros ha venido en aumento, buscando una mejor atención de los sectores sociales, infortunadamente en la práctica son tan numerosos que el mandatario no puede dedicarle semanalmente un tiempo a cada uno de los jefes de cartera para dirigir y orientar las tareas a su cargo, obteniendo el efecto contrario del inicialmente querido.

Algunas anécdotas

Se trae a la memoria el caso del ministro de Justicia que nombró Virgilio Barco, en la época en que estaba en ebullición el tema de la extradición. “El Presidente designó a Jaime Bernal Cuéllar para que fuera el ministro de esta cartera y Bernal, en su estado de penalista, públicamente había dicho que no estaba de acuerdo con la extradición, entonces lo nombraron y le preguntaron si era cierto lo que había dicho: “Yo no he tenido tiempo de hablar con el Presidente, pero yo no estoy de acuerdo con la extradición, pienso que se debe fortalecer la justicia”, fue su respuesta. Eso salió en la prensa y una hora después fue cambiado. Bernal Cuéllar le recordó a EL NUEVO SIGLO que eso fue cierto y que en su momento, finales de los 80, esa era su posición, pero después de dos décadas reconoce que el sistema judicial colombiano aún no está  preparado y hoy sí está de acuerdo con la extradición.

Recuerda también que durante el gobierno de César Gaviria, se decretó el Estado de Sitio y Antonio Navarro Wolf, quien era ministro de Salud, se opuso, “pero el Estado de Sitio, aunque el presidente de la República lo decreta, todos los ministros tienen que firmar el decreto y Navarro no lo quiso firmar. Entonces la solución era que tenía que irse, y lo que hicieron fue darle una licencia para que no fuera ministro ese día, firmó alguien que encargaron de ministro encargado y a los tres o cuatro días se incorporó de nuevo Navarro Wolf. Así se solucionó el problema político. En los regímenes presidenciales como este si el ministro no está de acuerdo tiene que irse, en este caso hicieron esa jugada”.

Llamó la atención que aunque siempre los ministros han contado con una remuneración, después de las guerras que han dejado en la miseria al Estado, como la de los Mil Días, no hubo cómo pagar sus salarios.