En la vereda Casablanca de Chiquinquirá, al borde de la carretera que conduce hacia el municipio de Saboyá, fue hakkada una boa constrictor de cerca de tres metros de largo en condición de vulnerabilidad pues le extrajeron sus colmillos.
El reptil, que se encuentra en malas condiciones de salud, fue llevada a las instalaciones de la Dirección Regional Chiquinquirá de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), por el Grupo de Protección Ambiental y Ecológica de la Policía.
“El estado de salud de la serpiente es regular, ya que no cuenta con los dos colmillos, situación que le impide cazar, comer y defenderse en la vida silvestre. Externamente está bien, no registra heridas ni sangrado”, explica Jahanna Castro, directora de la Regional Chiquinquirá.
Tras la valoración y diagnóstico, el personal de la CAR decidió trasladar de inmediato al animal al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre en el municipio de Tocaima para su rehabilitación.
“Allá contamos con el personal idóneo y los equipos técnicos necesarios para recuperar esta serpiente que, probablemente fue herida y abandonada como retaliación por comerse, quizás, un animal doméstico. Mientras esto ocurre, hicimos la estabilización del individuo en la Dirección Regional”, menciona Castro, quien resalta que este tipo de fauna no es nativa de esa región.
“No es frecuente encontrar este tipo de reptiles en la zona ya que su distribución natural no es el clima frío, debido a la altitud, la disponibilidad de oxígeno y ausencia de presas que le permitan sobrevivir”, dice.
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La funcionaria hizo un llamado a la comunidad a denunciar el tráfico y la tenencia ilegal de animales silvestres, así como el maltrato animal, al tratarse de dos delitos que acarrean sanciones penales y económicas.
“Teniendo en cuenta el estado en el que está el individuo, sugerimos a la comunidad que, en vez de intentar controlarlas directamente, atacarlas o extraerlas violentamente de su medio natural, llamen a las corporaciones autónomas regionales de su jurisdicción las cuales cuentan con expertos en el manejo de los individuos de la fauna”.
De esta manera, podremos reubicarlas en los ecosistemas de los provienen para que continúen cumpliendo con su importante función ecológica”, precisa.
También afirmó que si esta serpiente no puede recuperar sus colmillos estará condenada a vivir en cautiverio, pues dependerá de los humanos para poder alimentarse.
Ferney Vargas, comandante del Grupo de Protección Ambiental y Ecológica de la Policía en Chiquinquirá, informó entre tanto que en 2022 fueron recuperadas tres serpientes en su jurisdicción, producto de las entregas voluntarias.
“Gracias al trabajo pedagógico que hemos realizado mancomunadamente con la CAR, la comunidad ya no mata a este tipo de animales cuando los encuentra, sino que da aviso a las autoridades para que los rescate”.
Ese es un logro muy grande en el que seguiremos trabajando. Hacemos un llamado a la gente a seguir obrando de manera responsable con nuestra fauna y el medio ambiente”, destacó Vargas.
Desde la CAR explicaron que la importancia ecosistémica de las serpientes radica en que ayudan a controlar plagas y, por tanto, a mantener el equilibrio dentro de los ecosistemas.
La entidad destacó que, según varios estudios, en el mundo existen cerca de 3.000 especies de serpientes, de las cuales alrededor de 300 habitan en Colombia y solo 51 son venenosas.