Por: Yerlith Ospina
Enviada especial EL NUEVO SIGLO
Manizales, ubicada en el corazón de la cordillera central, es mucho más que la capital del departamento de Caldas; es un destino que invita a ser descubierto, a sumergirse en la riqueza de su historia, naturaleza y cultura. En medio de sus montañas, donde las nubes acarician el cielo y las calles se entrelazan con la niebla, cada rincón de la ciudad de “las puertas abiertas” es una invitación al asombro.
Este maravilloso lugar, impulsado por la Promotora de Eventos y Turismo de la Alcaldía de Manizales en alianza con la Asociación Nacional de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), se destaca por su enfoque en la sostenibilidad, la historia y la cultura, ofreciendo una experiencia única para quienes lo visitan.
El Monumento a los Colonizadores: testigo de la fundación
Una de las principales joyas de la ciudad es el Monumento a los Colonizadores, una imponente escultura que honra la memoria de los fundadores de Manizales. Ubicado en un mirador natural, esta escultura no solo resalta el sacrificio y el coraje de los pioneros, sino que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad y sus alrededores.
Inaugurado en 1959, el monumento rinde homenaje a los colonos que, con esfuerzo y valentía, hicieron de esta tierra un hogar. La escultura representa a dos figuras masculinas y una femenina, símbolos del trabajo arduo de la colonización.
La plaza en la que se erige es un espacio de encuentro y reflexión, donde se puede apreciar no solo la majestuosidad de la obra, sino también el entorno natural que sigue siendo testigo del paso de los siglos.
La Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Manizales: un gigante de la fe
La Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario no solo es uno de los principales atractivos arquitectónicos de Manizales, sino que es la edificación más grande de Colombia y una de las más grandes del mundo. Con su impresionante altura de 106 metros, ocupa el puesto número 12 entre las catedrales más altas del planeta.
Su arquitectura neogótica y la majestuosidad de sus vitrales coloridos no solo atraen a los fieles, sino que también a los turistas que desean conocer más sobre la historia religiosa y arquitectónica de la ciudad. Situada en el corazón del centro histórico, la catedral es el lugar de encuentro de miles de personas cada año, quienes se sienten atraídos por su belleza y por el ambiente solemne que se respira en su interior.
Además, la plaza frente a la catedral ofrece una panorámica única de Manizales, un lugar perfecto para admirar la ciudad y sus montañas.
Bosques de La Pradera: un refugio en las montañas
Siguiendo el sendero de la naturaleza, se llega a Bosques de La Pradera, un alojamiento rural que invita a los visitantes a sumergirse en un entorno natural único. Situado en la vereda Alto Bonito, a solo 15 minutos de Manizales, se encuentra un paraíso de biodiversidad donde los árboles, las aves y las mariposas coexisten en armonía.
“Nuestro enfoque es el respeto por la naturaleza,” comenta Juan Manuel Palacio, encargado de Bosques. “Aquí, las orquídeas, las mariposas y los cactus se mezclan con el sonido relajante de la quebrada, los grillos y las ranas. Ofrecemos a nuestros huéspedes no solo una experiencia de descanso, sino también una inmersión en la belleza y la fragilidad del entorno natural que nos rodea.”
El Recinto del Pensamiento: la naturaleza en su máxima expresión
A tan solo unos minutos del bullicio urbano de Manizales, el Recinto del Pensamiento se presenta como un refugio de paz y serenidad. Este espacio natural, manejado por el Comité de Cafeteros, no solo es un santuario para la biodiversidad local, sino también un lugar donde los sentidos se despiertan ante la majestuosidad del paisaje.
Los recorridos por el Bosque de Niebla, una esponja protectora de los suelos y el agua, permiten a los visitantes conectar con la naturaleza en su estado más puro.
“El Recinto del Pensamiento es un lugar único,” comenta Brian David Oyola, guía turístico del lugar. “Aquí no solo se encuentran animales como zorros y ciervos, sino también una biodiversidad impresionante, como las orquídeas del Bosque Húmedo de Niebla. Ofrecemos recorridos educativos donde se pueden observar aves como el barranquero, ave emblemática de Manizales, y, por supuesto, disfrutar de una experiencia sensorial única, donde cada aroma, cada sonido, es parte de la magia del lugar.”
La conexión con la naturaleza es inmediata, y el recorrido, que dura alrededor de dos horas y media, permite al visitante ser parte de este ecosistema que, más que una simple vista, invita a un entendimiento profundo de la vida en la región.
Fogón de Palo: gastronomía que canta a la tradición
La gastronomía en Manizales también es un reflejo de la identidad cultural de su gente. En el restaurante Fogón de Palo, ubicado junto a la Hacienda Charrascal, la tradición y la innovación se encuentran en cada plato. Aquí, los ingredientes frescos de la huerta y las técnicas de cocina a la leña, propias de las abuelas, crean una experiencia culinaria única que no solo satisface el paladar, sino que también honra la historia de la región. “Cada plato que servimos cuenta una historia”, explica el chef encargado.
“Queremos que nuestros comensales vivan una inmersión completa en la cultura cafetera, por eso no solo servimos comida, sino que ofrecemos una experiencia. Desde el Café Charrascal, producido por más de un siglo en esta misma tierra, hasta los tradicionales postres elaborados con panela, como el alfandoque o el tirado, buscamos que quienes nos visitan reconozcan los sabores que han alimentado a generaciones”.
La calle del tango: ritmo, pasión y tradición
No se puede hablar de Manizales sin mencionar su inconfundible amor por el tango.
La Calle del Tango es el alma musical de la ciudad, un lugar donde la tradición y la pasión se entrelazan en cada paso de baile. Cada jueves y domingo, esta calle se convierte en un escenario vibrante donde los locales y turistas se reúnen para disfrutar de una de las tradiciones culturales más arraigadas de Manizales.
En los bares y cafés que adornan la calle, el tango resuena en el aire, invitando a todos a dejarse llevar por su ritmo inconfundible. La historia del tango en Manizales comenzó en la década de 1930 y, desde entonces, esta danza ha sido un motor cultural, uniendo generaciones y generaciones a través del amor por la música y el baile.
La sostenibilidad como pilar: un modelo de turismo responsable
La sostenibilidad no es solo una palabra de moda en Manizales; es una filosofía que guía cada aspecto del turismo en la ciudad. Desde el respeto por la naturaleza en lugares como el Recinto del Pensamiento y Bosques de La Pradera, hasta el uso de ingredientes locales en los restaurantes como el Fogón de Palo, Manizales está comprometida con un modelo de turismo responsable.
La ciudad no solo busca atraer turistas, sino también dejar una huella positiva en la comunidad local y en el medio ambiente, demostrando que el turismo puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo sostenible.