EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo está viendo el arranque de la campaña presidencial, pese a que falta año y medio para las urnas?
ALEJANDRO GAVIRIA: Lo primero que debería decir es que es muy temprano; que una campaña presidencial arrancando un año y medio antes es inédito; que los resultados de las encuestas todavía son difíciles de leer, porque no reflejan intención de voto, sino más el reconocimiento y demás. También hay una gran dispersión y un tipo de incertidumbre esencial. La elección presidencial va a estar definida por cosas que no han pasado y es difícil anticipar cuáles van a ser. Entonces, lo que hay es incertidumbre.
ENS: ¿Ha pensado en algún tipo de precandidatura?
AG: Hay tantos precandidatos que sumarse y decir “uno más” creo que tampoco tiene mucho sentido. Lo que he pensado es seguir estando, haciendo parte del debate, seguir vigente en los análisis, seguir participando activamente en los grandes temas nacionales, seguir hablando con la gente y mantener canales de conversación con los diferentes grupos políticos. Y si voy a anunciar una precandidatura o a tomar una decisión definitiva, no será ahora, será en marzo o en abril. Pero sí quiero seguir participando y quiero seguir activo y quiero jugar en las elecciones del 2026.
ENS: En el Partido Liberal hay quienes consideran que su nombre podría ser incluido en la baraja de precandidatos de ese partido. ¿Lo pensaría?
AG: Sí, lo pensaría. Me parece una opción.
ENS: ¿Qué bloques ve para la campaña presidencial?
AG: Si me pregunta, veo casi como cinco bloques todavía. Algunos de ellos se van a terminar uniendo. El del petrismo purasangre, donde están María José Pizarro, Carolina Corcho y Gustavo Bolívar. El del petrismo centrista, donde están Roy Barreras, Luis Gilberto Murillo, Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera y Alfonso Prada. Todavía no sabemos si esos dos bloques del petrismo se van a unir.
Veo el centro, como ha sido definido históricamente en Colombia, donde están Sergio Fajardo, Claudia López, Juan Daniel Oviedo, Juan Manuel Galán y puedo estar yo. Veo otro grupo como paralelo a esto, simultáneo, y no sé qué tipo de conexión va a haber con los partidos tradicionales y la consulta multipartidista de la que ha hablado el expresidente Gaviria. Y veo la derecha, que tiene la derecha tradicional del Centro Democrático y Vicky Dávila tratando de ser la outsider de derecha. Entonces, esos bloques probablemente no van a ir escindidos todos, no van a ir separados. Se van a unir de alguna manera, pero creo que hoy hay cinco o seis bloques distintos.
Polarización
ENS: ¿Cree que en el 2026 el país se va a polarizar solo entre petrismo y antipetrismo?
AG: Es una posibilidad. Es un escenario importante, probable, pero no es el único. Creo que el antipetrismo va a tener facetas, no va a ser solo la derecha radical, sino que va a haber una parte de centro derecha que también va a ejercer el antipetrismo. Y una de las preguntas abiertas grandes es: ¿Quién va a ganar de los antipetristas? Creo que eso va a depender de la emoción política prevaleciente en ese momento. Uno puede ser simplemente el antipetro, antipolítica radical, diciendo “ya fracasó la derecha, ya fracasó la izquierda, nos vamos por una opción distinta”. La otra es que la gente prefiera a alguien con experiencia, no polarizador, distinto, como pasó en la alcaldía de Bogotá.
ENS: ¿Ve espacio para programas y candidatos del llamado “centro político”, como una tercera opción viable que supere ese clima de polarización?
AG: Veo un espacio posible. No estoy seguro que sea el más probable, pero sí veo un espacio posible. Creo que no se puede cerrar o no se puede decir que esa opción ya no tiene posibilidad para el 2026. La puede tener. No cierro esa posibilidad.
ENS: Varios expresidentes son de la tesis de que en la consulta interpartidista de marzo de 2026 se debe escoger un solo candidato de centro derecha que enfrente a la carta petrista. ¿Lo ve viable?
AG: Uno solo no lo veo viable. Me parece difícil que de la derecha en estos dos matices, el institucional del Centro Democrático y los outsiders; de la centro derecha, que tiene muchos matices; del centro de los candidatos independientes, más los partidos tradicionales de esa colección multicolor, abigarrada, salga un solo candidato. No veo un proceso de convergencia hacia allá. Creo que vamos a tener, al menos, dos o tres candidatos en ese espectro que va del centro a la derecha.
Magistrado y reelección
ENS: Tras la elección esta semana de un magistrado de la Corte Constitucional, varios sectores políticos temen que el petrismo se tome ese alto tribunal y viabilice algún camino para alargar el periodo del actual presidente, abrir paso a la reelección o una constituyente. ¿Qué opina?
AG: No. Me parece que esa es una opinión que no tiene ningún asidero realista. Creo que el Gobierno apoyó al candidato Miguel Polo, pero eso no significa que será un jurista que se va a prestar para un cambio a la Constitución. Creo que él va a actuar de manera independiente. Y creo que esa es una opinión que expresa cierta paranoia, pero no que esté basada en ningún dato real o en ningún indicio realista. Es más, estoy más seguro de que eso no va a pasar.
ENS: ¿Cuáles considera que deberían ser, acorde con las problemáticas y urgencias del país y su población, los ejes centrales de la contienda por la Casa de Nariño?
AG: Los ejes centrales casi siempre son los mismos: seguridad, economía, inversión, el futuro y la corrupción… No creo que vaya a salir nada distinto a esos temas. Quisiera que otro tema también hiciera parte del debate, pero va a ser secundario, y es la destrucción del sistema de salud. Es un tema donde encuentro cierta pasividad de la población, probablemente porque solo afecta a un porcentaje pequeño, que son aquellos que tienen enfermedades crónicas y necesitan acceso permanente a medicamentos o tratamientos.
ENS: ¿Cómo ve que el proyecto de reforma a la salud se aprobó en primer debate?
AG: Pues, previsible. Ya sabíamos que el Gobierno en la Cámara tenía mayorías. Esa Comisión Séptima ya había aprobado la primera versión de la reforma, que después se hundió en el Senado. No creo que eso signifique que la reforma tenga un camino despejado, porque no lo tiene. Probablemente la plenaria de Cámara podría apoyarla, pero creo que sigue teniendo un obstáculo mayúsculo en el Senado.
Lo he dicho en otros contextos: no me gusta la reforma, creo que es mala y exacerbará los problemas del sistema de salud, tanto los de atención, como los financieros, y va a resultar en mayor corrupción. Me parece un embeleco y tengo la siguiente preocupación: el Gobierno está pensando en la reforma que, si se aprueba, en el mejor de los casos será en el primer semestre del año entrante y se va a implementar dos años después.
Pero está olvidando los problemas de la coyuntura. Hoy el sistema de salud está teniendo problemas financieros graves. Muchos médicos utilizan la expresión “se está cayendo a pedazos”. Y eso parece no importarle al Gobierno. Sigue obsesionado con la reforma que, en el mejor de los casos, es una reforma para el futuro y no para el presente.