Off the record | El Nuevo Siglo
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Viernes, 28 de Febrero de 2020
Redacción Política

Recorderis político

“… Me hizo recordar el discurso de posesión de Armando Benedetti como presidente del Senado, en julio de 2010, que teniendo a escasos metros al saliente mandatario Álvaro Uribe (de quien era fiero defensor y además su jefe natural en La U), hizo un diagnóstico muy crudo sobre algunas problemáticas del país que poco le gustó al Jefe de Estado”. Así describió un asistente al Congreso Nacional de Municipios, que se está realizando en Cartagena, el discurso que el miércoles pronunció en el evento el presidente del Senado, Lidio García. Obviamente hay que diferenciar que García es liberal, partido independiente que no hace parte de la coalición duquista, razón por la cual el tono crítico de su discurso ante los alcaldes se podría considerar, en el marco del ajedrez político, como normal. Es más, no es la primera vez que el actual presidente del Senado le marca distancias muy claras a la Casa de Nariño, al igual que lo ha hecho el jefe de las toldas rojas, el expresidente César Gaviria.

 

¿Qué dijo García?

Hizo una radiografía de la realidad municipal muy drástica: en 931 de los 1.102 municipios del país, el porcentaje de ocupados formales respecto a la población en edad de trabajar, no supera el 15%. En el 91% de esos municipios no hay ni siquiera una empresa que contrate a trabajadores formales. Alrededor de 600 municipios, esto es, más de la mitad del país, acusa deficiencias notorias en la prestación de los servicios públicos básicos, y en la mayoría de ellos aún no llega la conexión a servicios sanitarios. Las tasas de incidencia de pobreza multidimensional tienen, en Colombia, zanjas muy profundas: mientras en Uribia (La Guajira), Cumaribo (Vichada) y Alto Baudó (Chocó), las tasas superan el 90,6%, en Sabaneta, Envigado y Chía está por debajo del 7%”.

 

Municipios sin recursos

Pero el crudo pronóstico no quedó allí. Según García: “el mismo Departamento Nacional de Planeación tiene mapas que muestran la expansión desordenada de nuestras ciudades, la débil conectividad, la degradación de los centros y el acceso inequitativo a bienes y servicios. El común denominador en todos los diagnósticos es el mismo: escasez de recursos para financiar el desarrollo urbano. Y no es para menos. Colombia es el país unitario con mayor descentralización del gasto en América Latina, según investigadores el Banco de la República. El 39% por ciento del gasto público del país es ejecutado por departamentos y municipios. La preocupación radica en la disparidad que hay en los ingresos entre entidades territoriales. Estamos en un círculo vicioso: como las grandes ciudades colombianas generan el 63.6% del Producto Interno Bruto del país, tienen mayor participación en la distribución fiscal; pero las que producen el 37.3%, que son la inmensa mayoría de municipios pequeños y medianos, no pueden alcanzar tales niveles de desarrollo, porque no cuentan con recursos para acometer las obras de infraestructura que podrían volverlos atractivo para la inversión ni capacidad para gestionarlos”.

 

Tres propuestas

Por último, el presidente del Senado advirtió que “… la próxima reforma tributaria que se gestione en Colombia, debe ser para impartir mayor equidad en la distribución de los ingresos fiscales de las entidades territoriales”. De allí que le hizo tres propuestas al gobierno nacional: primera, celebrar convenios con los municipios del país para que estos se ocupen de la actualización de la base catastral que no ha podido hacer el Instituto Colombiano Agustín Codazzi; segunda, que convierta a Fonade en el banco de inversión de las entidades territoriales, bajo la tesis de que más que una entidad para preparar proyectos, lo que necesitan los municipios es un músculo financiero con tasas preferenciales y plazos no confiscatorios; y la tercera, fomentar la asociación de municipios y departamentos alrededor de grandes proyectos de impacto regional, tal como lo permite la Ley de Regiones.