El largo camino hacia el ‘renacimiento’ de Notre Dame | El Nuevo Siglo
A dos años del incendio que consumió la emblemática aguja, el tejado, el reloj y parte de la bóveda del templo gótico, así van los planes para su recuperación.
Foto Agencia Anadolu
Miércoles, 14 de Abril de 2021
Agence France Presse

La noticia de un gigantesco incendio que consumía a la catedral de Notre Dame, una de las edificación más históricas y mayores atracciones turísticas de París, conmocionaba al mundo exactamente hace dos años. Hoy, el enigma del origen de este devastador siniestro sigue sin resolverse y su reconstrucción tendrá que esperar un año más.

El 15 de abril de 2019, mientras se encontraba en plenas obras de restauración, la famosa catedral gótica, de más de 850 años de antigüedad y símbolo de Francia, perdió su emblemática aguja, su tejado, su reloj y parte de su bóveda, arrasados por las llamas.

Transeúntes, así como millones de personas de todo el mundo que siguieron la destrucción de Notre Dame por televisión en directo, quedaron impactadas por el impresionante espectáculo de las llamas que consumían parte de la historia de París, mientras los bomberos luchaban por salvar lo que podían.

La catedral es una atracción imprescindible para las decenas de millones de turistas que visitaban la ciudad francesa cada año antes de la crisis de covid-19. Un interés mundial ligado también a la fama de Víctor Hugo y su novela Notre Dame de París.

“Hubo un efecto similar al 11 de septiembre. Ver el fuego en directo, transmitido por canales de todo el mundo. Desde Brasil hasta Asia, el derrumbe de la aguja fue para las nuevas generaciones lo que el derrumbe de las torres de Nueva York fue para sus padres”, según Stanislas de Laboulaye, embajador encargado de coordinar el aspecto internacional de la reconstrucción.

La fase de consolidación de Notre Dame se completará en la segunda mitad del año, una condición necesaria para lanzar su reconstrucción. Pero las obras durarán varios años.

Se ha lanzado una licitación para su reconstrucción y los arquitectos están trabajando en elaborar un calendario preciso de las obras que arrancarán en el invierno boreal de 2022. 

Hasta el momento ya se han cortado miles de robles en Francia, que se están secando, para reconstruir la aguja, su cubierta y el crucero. Y en el interior de la catedral hay un bosque de andamios, redes y lonas donde se afanan carpinteros y técnicos.



Del bosque a la aguja

Entre ellos están ocho majestuosos robles del bosque de Bercé, en el centro-oeste de Francia, que ya han vivido dos siglos, pero que aún les quedan algunos años para que su preciada madera pueda sostener la futura aguja de Notre Dame.

Estos árboles fuera de lo común, con más de 20 metros de tronco útil y un metro de diámetro, fueron seleccionados a principios de marzo por Philippe Villeneuve y Rémi Fromont, arquitectos en jefe especializados en la restauración de monumentos históricos. Estos gigantes de la naturaleza garantizarán los cimientos de una estructura de unas 300 toneladas.

En este bosque, un inmenso roble, marcado con una cifra en rojo, no será seleccionado porque tiene un nudo. Otro, también enorme, tiene un cartel donde se lee “árbol número 1”, y pronto será talado.   

“Un dron hizo los perfiles en 3D para comprobar los que convenían”, explica Aymeric Albert, jefe del departamento comercial de la Oficina Nacional de Bosques (ONF). 

Los árboles seleccionados tienen que ser ligeramente curvos, para que las futuras vigas sigan la línea de las bóvedas, uniéndose a los pilares del crucero del transepto.

En total, se ofrecieron un millar de robles en todo el país para la reconstrucción. La mitad procede de bosques nacionales y la otra de 150 bosques de propietarios privados, que los donaron. Donantes extranjeros también propusieron sus árboles.

En una fase posterior, se tendrán que rehacer las estructuras medievales de la nave y el coro. Miles de árboles serán de nuevo seleccionados, más jóvenes, esta vez. 

La “cosecha” de estos mil árboles, como se llama al proceso de abatirlos en lenguaje forestal, estaba prevista para este año. Esto permitirá que estas arboledas se regeneren de forma natural.

La operación inició en marzo de este año, más rápido de lo que se pensaba, antes del ascenso de savia.

Durante seis meses, los troncos se quedarán en el lugar “porque el árbol puede reaccionar. Cuando se curva, sabemos que no cambiará más”, asegura Albert.

Desde este mes hasta junio, los troncos serán colocados a los lados de los caminos, y en el segundo semestre, serán trasladados a una veintena de aserraderos. 

Se almacenarán durante 12 y 18 meses hasta que alcancen una humedad de al menos 30%.

A principios de 2023, se transportarán a los talleres de carpintería, donde se seguirán los planos del arquitecto Eugène Viollet-Le-Duc, que restauró la catedral en el siglo XIX, para llevar a cabo una reconstrucción idéntica.

Según la ONF, estos mil robles representan 0,1% de la tala anual de madera de roble destinada a la construcción o los muebles.

Pero Albert señala que “crecen más robles de los que se talan: tres millones de metros cúbicos, frente a dos millones, cada año”.

La selección de estos magníficos árboles es “el inicio del renacimiento real de la catedral”, dice el arquitecto Villeneuve, aunque la restauración propiamente dicha del monumento no empezará hasta septiembre.

Preguntado por si mantendrán los plazos de cinco años de las obras, el general Jean-Louis Georgelin, encargado de pilotar la restauración del templo gótico, responde: “estamos en los plazos para abrir la catedral al culto en 2024”. Pero “queda todavía mucho trabajo”, admite.



Continúa el misterio

Desde el desmantelamiento en diciembre del inmenso andamiaje chamuscado que rodeaba la aguja el día del incendio se ha descartado el riesgo de un derrumbe mayor.

El mal tiempo, la paralización de las obras debido a la pandemia y, sobre todo, las numerosas medidas y ajustes necesarios para luchar contra las emanaciones de plomo, también han provocado retrasos y aumentado el costo.

¿Se encontrará alguna vez la causa del incendio del famoso templo? La búsqueda del origen del incendio lleva tiempo, ya que los investigadores estaban esperando a que se desmontaran los andamios que rodeaban la catedral antes del siniestro.

Hay muy poca información disponible sobre el avance de las pesquisas. Sin embargo, según dijo a la AFP una fuente cercana a la investigación, que pidió el anonimato, las investigaciones “in situ” ya están “terminadas”.

Tras ello seguirá una larga fase de análisis de lo recuperado en los escombros que debería prolongarse aún durante “varios meses”. “En el estado actual de las cosas, no se puede afirmar que algún día podamos decir con certeza qué pudo haber causado el incendio”, sobre todo teniendo en cuenta la magnitud de los daños provocados por el fuego, señala esta fuente.

En junio de 2019, al final de la investigación preliminar, el fiscal de París había indicado que lo más seguro es que se trató de un accidente. “Por ahora, mantenemos las mismas tesis, la de la colilla mal apagada o el cortocircuito”, añade esta fuente.

Paralelamente, se han identificado varios fallos en la seguridad de la catedral, entre ellos en el sistema de alarma del edificio, que retrasó la llamada a los bomberos el día del incendio y contribuyó a que las llamas se propagaran por el edificio.