No cejar en el diálogo | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Mayo de 2021

* Mantener el principio de autoridad

* Importan las soluciones rápidas y efectivas

 

 

En diferentes partes del país la orden presidencial de levantar los bloqueos se ha venido cumpliendo paulatinamente y de modo palpable en ciertas zonas, como en buena parte de Cali. Desde luego, las vías de hecho no pueden ser enfrentadas sino con las vías jurídicas que es, precisamente, de lo que se trata un Estado Social de Derecho y dentro del obligado equilibrio de las garantías para todos los ciudadanos. De allí deviene, ciertamente, el principio de autoridad representado en el Presidente de la República quien es, a su vez, Jefe de Estado, suprema autoridad administrativa y comandante supremo de las fuerzas del orden. En esa medida actúa, igualmente, como vocero de la rama Ejecutiva, a la cual pertenecen los gobernadores y alcaldes dentro de la jerarquización que no pueden evadir.

De otra parte, los bloqueos exasperan a la ciudadanía que, como se ve en incontables lugares, ha decidido hacer caso omiso a las indebidas presiones de quienes han recurrido a ese procedimiento anómalo. Es un absoluto sinsentido que se taponen las carreteras, no solamente atentando contra los suministros médicos en momentos de una gigantesca crisis de salud pública, sino impidiendo el abasto alimenticio, generando en esa dirección una inflación inusitada que, esencialmente, afecta el bolsillo del pueblo cuando dizque se trata de ampararlo y protegerlo a partir de estos taponamientos incongruentes.

Bien lo advirtió la alcaldesa Claudia López: en el caso de Bogotá se venía saliendo adelante en la contención de la pandemia porque se mantuvo un pacto de cuidado colectivo sanitario, que se rompió debido a las aglomeraciones de los últimos días. “Por eso ya no serán dos sino cuatro semanas lo que dure este pico. Tenemos personal médico que por bloqueos no se puede movilizar. Solo con consciencia social saldremos adelante”.

Por supuesto, nunca la anarquía ha sido buena consejera y no sobra volver a hacer un llamado al sentido común con el objeto de solucionar la crisis sanitaria, económica y social mancomunadamente. De hecho, el planteamiento prioritario de la retirada -a raíz del paro- reforma tributaria era fundamentalmente recaudar los recursos necesarios para no suspender los programas de alivio social, como el Ingreso Solidario, que consiste en una renta básica para cinco millones de familias; la devolución del IVA a los hogares más pobres y el subsidio a las nóminas para proteger el empleo. A ello se sumó el plan de matrícula cero para los estratos 1, 2 y 3 en la universidad pública y un fondo para propiciar la contratación laboral de menores de 28 años. En estas columnas, precisamente, sostuvimos que eso era lo primordial y que deberían dejarse las cláusulas de la estabilización fiscal para después. Hoy esos mismos puntos en favor de los más vulnerables continúan siendo trascendentales y es clave que se aboquen con prevalencia a cualquier otro tema.

En ese sentido, sin embargo, no deja de ser paradójico que muchas voces del paro estén pidiendo algunos de los puntos del componente social planteado hace ya un mes en la malograda reforma y que se vieron truncados por los nefandos sucesos de los últimos días en el país, con una fuerte carga de vandalismo de por medio. De manera que lo que se presenta es una torre de babel sobre propósitos similares y con una gran pérdida de vidas, recursos, energía y tiempo.

Si esto es así, llama la atención cómo no se pudieron poner de acuerdo en un temario inicial el Gobierno y los voceros del paro en la reunión de ayer, siendo obvio que en algunos puntos podrían acercarse y dejar los otros para desarrollarlos gradualmente. Aunque ambas partes han señalado que están en una etapa exploratoria, para nadie es un secreto que el tiempo apremia debido a que los programas sociales, creados por el Ejecutivo para amortiguar los graves efectos de la crisis pandémica, se están quedando sin fuentes de financiación.

Pese a que los sectores sindicales han llamado a una nueva jornada de paro mañana, sostuvieron que en modo alguno el diálogo con el Gobierno está roto y ratificaron que siguen avanzando en sus propósitos de negociación. Lo mismo ha dicho la Casa de Nariño. En ambos casos, como se dijo, lo que es menester comprender es que la mayoría de la ciudadanía pretende una solución por fuera de los visos electoreros y estridentes que se han podido constatar en muchas declaraciones que muestran más interés en apresurar las campañas proselitistas que en llegar a las soluciones inmediatas que se necesitan.

Lo que quedó claro, en todo caso, en la reunión de cuatro horas entre el Gobierno y los voceros del paro es que la violencia y las vías de hecho deben ser proscritas. De ninguna otra manera podría llegarse a un diálogo que, como hemos dicho, debe llevar a las soluciones que se requieren con apremio.