YA vimos que Napoleón era un conquistador y Bolívar un libertador. Las incursiones militares del primero en España nada tienen que ver con el proyecto de liberar Hispanoamérica. Por el contrario, de pasada piensa engullirse las posesiones americanas para financiar sus ilimitadas ambiciones y guerras. En esos momentos el caraqueño era un dandy de los más ricos de Caracas y Napoleón un soldado, aun sin fortuna, en plena revolución francesa, y que estuvo intrigando alistarse como mercenario en Turquía. De igual forma intenta sin éxito, en una buhardilla parisina de una ruidosa taberna, escribir una novela romántica como “Fausto” de Goethe.
Y es de recordar que Bolívar presencia el formidable éxito del genio de la guerra que estremece a Europa y su coronación, acontecimiento que lo impacta al igual que Europa y la sociedad en general, al ver cómo un soldado cambia las milenarias fronteras del antiguo continente con su espada y se apodera de la corona que había sido por más de diez siglos de los reyes galos. Después que la revolución había devorado a Luis XVI y a María Luisa, dizque en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Mas no se trata solamente de esos contrastes entre dos seres geniales, uno europeo y el otro un americano, por entonces desconocido. Existen otros factores que son decisivos en este asunto de la historia comparada. Deducir, como hacen algunos historiadores, que Bolívar en el fondo de su ser era un imitador de Napoleón, es desconocer que en su espíritu la historia y los hechos de la misma van dejando una suerte de patina, como en los antiguos monumentos, que fortalece su existencia.
Revolución en Haití
La revolución en Haití es una de las más sanguinarias que se conocen, en cuanto muta a guerra racial de exterminio, destrucción y tierra arrasada, en donde prevalece el odio mutuo de los fieros contendores. En ella caen más de 50.000 efectivos de Napoleón, que luchaban por mantener sojuzgada a la población en su mayoría de esclavos, que como colonia producía jugosos dividendos a sus amos. Las noticias de Haití anuncian para los estancieros americanos y la mansa población local el fin del mundo, como expresaban algunos sacerdotes desde los púlpitos.
Por el contrario, el ejemplo haitiano queda fijado en la mente de Bolívar, no quiere que le ocurra lo que a los colonos franceses en Haití, encontrar la muerte en la derrota o la expulsión de la tierra americana, por lo que cuando se ve envuelto en la guerra social en Venezuela de los indómitos esclavos contra sus amos, resuelve ofrecerles la libertad y atraerlos a su causa. Y a los nobles caraqueños, que temían que Bolívar los fusilase por haber luchado por el rey y resistido sus ataques, cuando los perdona les dice: no olviden que yo llevo la democracia en los labios y la aristocracia en el corazón.
Siendo Haití una isla tan pequeña contrasta el número de hombres y cañones al servicio del corso, con la expedición, inicialmente, pacificadora del general Pablo Morillo de 12.000 efectivos para reconquistar extensos dominios entre el Atlántico y el Pacifico de millones de kilómetros en la desafiante geografía de Venezuela y la Nueva Granada. Lo que tan solo se explica por cuanto en la América hispana gran parte de la población estaba por Fernando VII. La lucha racial en Haití, produjo el triunfo militar de los negros sobre los franceses, y, después, la trepidante victoria de los mulatos encabezados por Alexandre Pétion, sobre los elementos de origen africano puro. Ambas suelen ser ignorada en Occidente.
Pétion, hijo de un colono blanco y una africana, gobierna la isla de 1806 a 1818. En París fue amigo de Francisco de Miranda y presta valiosa ayuda al Libertador Simón Bolívar. Es la única zona americana en la que se replica la revolución francesa y se aplica la guillotina. El gran escritor Alejo Carpentier cuenta esas historias mejor que los cronistas de tiempos antiguos. Esa guerra intestina es comparable a la guerra social que se desata en Venezuela, donde los antiguos esclavos dirigidos por los realistas españoles como Boves, incendian las fincas de los criollos, los asesinan, violan a sus mujeres y sus hijas, así como se reparten sus bienes entre las hordas de esclavos liberados por luchar a favor del rey contra sus antiguos amos.
Independencia de las 13 Colonias
Hasta aquí hemos relatado la historia según el orden que suelen repetir los textos de los historiadores oficiales locales, quienes por lo general omiten o le dedican poco espacio a la lucha por la Independencia de los jerarcas de las 13 Colonias del Norte de América con Inglaterra o se embelesan con la revolución francesa.
Es del caso recordar que la Independencia de los Estados Unidos se produce el 4 de junio de 1776, la revolución francesa irrumpe en 1786, 13 años después. Fuera del hecho innegable que en ambos casos estuvieron influidos por los textos de los filósofos de la Ilustración. ¿Por qué nuestros historiadores destacan más la revolución francesa? Por la sencilla razón que la Independencia de las 13 Colonias es una gesta conservadora, allí están bajo la influencia de los textos de la Ilustración y las ideas democráticas de libertad y autodeterminación, moderadas por un visón calvinista del mundo, con fines constructivos y de orden.
Los libertadores estadounidenses en vez de dedicarse como Robespierre al asesinato de los nobles y de sus correligionarios, convocan a los más destacados políticos y representantes de la sociedad a elaborar una Constitución que consagre el orden y favorezca su destino como sociedad civilizada.
Para entender la relación de las 13 Colonias y la Independencia de Hispanoamérica, es de recordar que España bajo los Borbones apoya a los colonos contra Inglaterra. Allí figura Francisco de Miranda como oficial español exponiendo su vida por la libertad de los estadounidenses. Miranda fue amigo de Washington y de varios de los próceres de ese país. En principio los padres fundadores estaban por ayudarle en su ambición de liberar Hispanoamérica, tema que se enfría un tanto en el caso de Bolívar, precisamente, por cuenta de los excesos sangrientos de la revolución francesa y temen que lo ocurrido en Haití se extendiera al resto de Hispanoamérica.
Bolívar fue un contrarrevolucionario que contuvo la guerra social en Hispanoamérica. Solía llevar un medallón con la esfinge de Washington, al que admiraba, sin por eso caer en el federalismo como tantos imitadores del modelo estadounidense y entendía la gloria de Napoleón sin ser su imitador.