La incertidumbre inglesa | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Junio de 2019
  • Dura caída de May
  • Surge una salida estratégica

 

El Reino Unido ha sido una de las grandes potencias históricas. A lo largo de las centurias sus líderes han sabido apoyarse en políticas que les permiten favorecer sus propios intereses y conservar su prestigio. En casi todos los lugares del planeta los ingleses han librado batallas por defender sus convicciones y propender por sus  ventajas económicas. No en vano alguno de los grandes maestros de la geopolítica tienen ese origen. Entre los que primero se ocuparon de la antropología, la sociología, la economía y la política, con fundamento en la geografía, se cuenta los altos mandos militares ingleses, avezados también en la política y la diplomacia. Pero esa preeminencia en el mundo no ha sido fácil, les ha costado sangre y lucha. Al tiempo perdían las colonias de Norteamérica, se aferraban a Canadá y al poco tiempo se preparaban para apoderarse de la India. Sus estadistas, marinos y soldados han participado por siglos en las grandes guerras y apoyado a sus ocasionales aliados en otras.

Fueron pioneros en el proteccionismo para fortalecer su producción. Luego con la Revolución Industrial y el libre cambio, el Banco de Londres se convertiría en uno de los más influyentes del mundo. Tras la Primera Guerra Mundial, Inglaterra se ocupa del reacomodamiento de los países a la caída del Imperio Turco y en especial le interesaron las zonas en donde se encontraba el petróleo. Esa repartición geoestratégica del crudo le permitió sacar una gran ventaja a otras potencias. Lo mismo en Asia, los ingleses se movieron con gran habilidad y consiguieron alcanzar enormes recursos de los chinos así como hacer de Hong Kong un enclave  financiero de primer nivel.

La mentalidad insular de los británicos y su situación geográfica los predeterminó a tener siempre una armada poderosa y ver los asuntos internacionales de manera global. En la Segunda Guerra Mundial, con el primer ministro Winston Churchill, la voluntad de lucha y resistencia del gran dirigente conservador, que se enfrentó a la arremetida nazi, le dio tiempo a Occidente para rearmarse e incluso potenciar a la Unión Soviética para atacar por el otro flanco. Incluso se dio la gran paradoja que el Reino Unido ganó la Segunda Guerra Mundial junto con sus aliados, en tanto perdió varias de sus colonias.

La situación se complicó cuando el general Charles De Gaulle y sus aliados alemanes consiguieron aprobar el tratado para manejar el carbón y el acero. Se alteró la relación de poder para los ingleses al caer el Muro de Berlín, desaparecer la Unión Soviética y terminar la Guerra Fría. Todo ello mientras el viejo continente avanzó al entendimiento continental que dio origen luego a la Unión Europea, dejando un poco aislado a Londres. Fue a partir de entonces que en numerosos asuntos de política exterior, los Estados Unidos y el Reino Unido jugaron su propia partida. No hay que olvidar que los ingleses entraron un poco a regañadientes y con salvedades a formar parte de la UE. Incluso, puede decirse que nunca han estado cómodos con sus pares de la Europa continental, pues se sienten en desventaja y menospreciados en su poderío y potencial en la mayoría de los campos.

Todo ese recorrido histórico es clave para entender por qué en las últimas décadas creció el descontento de un gran sector de la opinión pública inglesa por su rol dentro de la Unión Europea, lo que sus políticos comenzaron a  capitalizar dando origen a una creciente tendencia de euroescepticismo. Pocos dudan de que en muchos asuntos económicos e incluso de calidad de vida se ha visto afectada por diversas crisis económicas. El Primer Ministro conservador David Cameron, presionado por el descontento de varios de los dirigentes de su partido con la UE, en el convencimiento que serían derrotados los euroescépticos, convocó a un referéndum. Al ganar el Brexit no le quedó más remedio que dimitir de su cargo, puesto que el Reino Unido es una democracia en donde las decisiones políticas y la voz del pueblo producen consecuencias.

Al salir Cameron, aparece la señora Theresa May, que algunos comparan de manera borrosa con Margaret Thatcher, que no quiere salir de la UE. May tiene compromisos en sentido contrario y está presionada por los euroescépticos de su partido para liberar el Reino Unido de la coyunda europea de Berlín y París. May, insiste en negociar con la UE, al tiempo que intenta debilitar a los euroescépticos de su partido. Así que como no logra conseguir ventajas de la UE, finalmente, queda atrapada en su telaraña y al conducir a los conservadores al precipicio de la doble derrota electoral, se cocina en su propia paila. Los resultados políticos son desastrosos y las cosas cambian. No faltan los que piensan que en medio de la guerra comercial de Estados Unidos y China, le conviene al Reino Unido la salida de la UE, y sacar ventaja de la crisis.