Perspectivas. El negocio musical que las llamas ni covid silenciaron | El Nuevo Siglo
Eduardo Ortiz lleva 22 años fabricando instrumentos musicales junto a su padre.
Sábado, 9 de Julio de 2022
Redacción Economía

“El amor que yo sentía por la fabricación de los instrumentos musicales hizo que regresara a la fábrica y en ese momento se dio el cambio generacional, aunque mi padre, con 72 años, sigue ahí, porque no desea dejar de trabajar y quiere mucho el oficio”. Con esta breve narración a EL NUEVO SIGLO, el joven empresario Eduardo Ortiz, de 39 años, comenta la historia de éxito sobre su transformación de ingeniero electrónico, profesión que ejerció por tres años, a la de fabricante de instrumentos musicales, la misma vida que su padre hizo décadas atrás.

“Mi padre, un campesino de la zona rural de Ocaña, Norte de Santander, empezó hace 53 años en el oficio de fabricación de instrumentos por una casualidad. Cuando iba a cumplir la mayoría de edad le dijeron que aprendiera a escribir para poder firmar la cédula. Decidió entonces viajar a Bucaramanga a estudiar y aprender a firmar para luego devolverse. En ese tiempo estuvo donde un tío que se dedicaba a la fabricación de instrumentos y que además era pionero en ese oficio en Colombia", cuenta Eduardo.

“A él –su padre– le llamó la atención y ya estando en Bucaramanga le pidió trabajo a su tío y así fue como empezó. Inicialmente le enseñó una persona con discapacidad del habla. Mi padre se frustró porque, aunque le gustara, no podía aprender y entonces le pidió a su tío que lo pusiera en otro trabajo. Empezó a lijar guitarras, oficio que desempeñó sin ningún problema, porque este trabajo necesitaba fuerza y con las labores que había hecho en el campo no le quedó difícil”, añadió.

En el tono de voz de Eduardo se nota el amor y admiración por su papá. Además de emocionarse al hablar de su legado, no empieza a contar su historia sino a narrar la del hombre que le enseñó el oficio y que hoy, con 72 años, sigue laborando en la fábrica.

“¡Bendita pandemia!”

"¡Bendita pandemia!". Así es como describe Eduardo la llegada del covid-19: “El hecho de que todos estuviéramos confinados en nuestras casas hizo que muchas personas quisieran tener una guitarra para aprender a tocarla en el tiempo libre. Nosotros ya teníamos presencia web y con la pandemia se dispararon las ventas. Sin embargo, si no nos hubiéramos capacitado para las ventas online, y con los almacenes cerrados, la pandemia nos hubiera golpeado mucho”, sostuvo Ortiz.

“En nuestro caso nos vimos favorecidos y no hemos vuelto al pico de ventas que tuvimos durante la pandemia. En algunos meses de confinamiento vendimos hasta 250 unidades a clientes finales, mientras que en el 2021 en promedio se vendió, por mes, entre 80 y 100 unidades, una diferencia grande”, agregó.

Los instrumentos

“Desde el año 2000, bajo el nombre de 'Guitarras Ortiz' fabricamos todos los instrumentos de cuerda pulsada, es decir, guitarras en todas sus versiones, ya que de acuerdo a sus cuerdas pueden ser de nailon o de acero; de la misma forma las fabricamos de acuerdo a la estatura de la persona, si es para un niño o un adulto”, explica Eduardo.

“También fabricamos instrumentos para tocar música típica colombiana, como el tiple, el requinto, la bandola para tocar la guabina y el bambuco, y el cuatro, el instrumento con el que se toca música llanera. Además, también fabricamos el ukulele, un instrumento hawaiano que está de moda en nuestro país”.

Ortiz continúa con su relato y afirma que “las ventas que hacíamos iban para almacenes musicales en todo el país, hasta que en el 2016 la fábrica y el apartamento en donde vivíamos se incendiaron y perdimos todo. Lo primero que hicimos después de eso fue preguntarnos, con mi esposa, si queríamos dedicarnos a lo mismo o no y decidimos que seguiríamos adelante con la fabricación de instrumentos, así eso implicara empezar de cero”, sostuvo.


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Empezar de nuevo

El incendio fue en septiembre de 2016: “Generalmente trabajamos para nuestra mejor temporada que es en diciembre, y por esa razón acumulamos ‘stock’ de instrumentos para llegar a ese mes y tener las suficientes unidades para vender. Con el incendio lo perdimos todo. Aunque salvamos algunas máquinas, el incendio se acabó cuando el último palo se quemó. A las 5:00 de la tarde me llamó un vecino y me dijo que estaba saliendo humo de la fábrica; llegué al lugar pero hasta la medianoche terminó el incendio”, relata.

A pesar de esta dura realidad que enfrentaba Eduardo, con su familia tomó la determinación, esa misma noche, de continuar con este oficio, un legado de su padre y un trabajo del que estaba enamorado. “El apoyo de la familia y los vecinos fue fundamental para seguir adelante", asegura.

El primer año fue el más duro: “Trabajamos de domingo a domingo desde muy temprano hasta muy tarde para poder levantar nuestro negocio. Después de duros meses de trabajo pudimos nivelarnos y tener una producción como la que teníamos antes del incendio y de ahí en adelante solo hemos tenido bendiciones”, agregó.

“En este momento puedo decir que es lo mejor que me ha pasado en la vida porque sacó todo mi potencial, lo mejor de mí y de mi esposa y crecimos como empresa”, aseguró Ortiz.

Era digital

Sin embargo, por el camino del trabajo duro, Ortiz encontró el respaldo para robustecer el negocio: “El apoyo de APPS.CO (un programa del Ministerio TIC que tiene como objetivo promover y potenciar la generación, creación y consolidación de negocios a partir del uso de las TIC, con emprendimientos digitales) fue muy importante porque entramos en el 2017 a un programa de capacitación que nos permitió fortalecer las ventas digitales por redes sociales y así potenciamos nuestro negocio. Además, sin saberlo ayudó a prepararnos para la pandemia”, afirmó Ortiz.

“Así fue como nació ‘Musicales Bucaramanga’, en donde hacemos ventas virtuales por la página web así como por redes sociales, de los diferentes instrumentos que fabricamos”, mientras que “Guitarras Ortiz”, la empresa que creó su padre, sigue vendiendo a almacenes de todo el país.

Sin duda, para Eduardo Ortiz, junto con su familia, la inspiración y la tenacidad de su padre así como el esfuerzo incansable por salir adelante, fueron la semilla para no dejarse vencer al perder todo en un incendio. Por el contrario, resurgió como el ave fénix, de las cenizas. Ahora tiene su tienda online y también su tienda física que genera 14 empleos directos.

Este hombre, que como él mismo dice creció entre los palos y el aserrín, no solo es un apasionado por la fabricación de instrumentos musicales, sino también de la vida.