Meloni, la ‘Hermana de Italia’ que se acerca al poder | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Jueves, 4 de Agosto de 2022
Redacción internacional

Tiene 45 años cumplidos, treinta de los cuales ha dedicado a su formación política, así como a implementar su arriesgado proyecto de revivir la derecha tradicional en Italia, el que hoy la tiene a punto de convertirse en la primera ministra de ese país.

La periodista, amante de la historia y líder de su novel partido Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), Giorgia Meloni es la favorita en todos los sondeos para las elecciones del próximo 25 de septiembre con una intención de voto del 25%, en el que los otros movimientos de la derecha, Liga Norte (Matteo Salvini) y Forza Italia (Silvio Berlusconi) concitan el 21.6% de apoyos, por lo que se por descontado que se convierta en la primera mujer en llegar a la jefatura de gobierno, ya que la regla inamovible de esta alianza política es que se designará para tal efecto al más votado.

Sus opositores políticos y competidores, que en un esfuerzo desesperado por el fulgurante ascenso de esta joven política crearon hace pocos días un frente unido de la centro-izquierda para la cita en las urnas, la encasillan como posfascista, avivando una campaña de temor entre los italianos.

La razón es que Meloni a sus 15 años decidió abrirse campo en la escena política uniéndose al "Frente de la Juventud" del entonces partido neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) para, como lo reiterado públicamente, enviar una señal contra el terror de extrema izquierda de aquellos años en Italia. Posteriormente y con un criterio más formado, se hizo militante de partidos de derecha como Alianza Nacional (AN) liderada por Gianfranco Fini, con el que fue elegida a la Cámara de Diputados en 2006 (con tan solo 29 años) y los liderados por Silvio Berlusconi, entre ellos Pueblo de la Libertad.

Se hizo notar desde ese momento por sus posturas de derecha radical en materia de aborto e inmigración, entre otros. Dos años después pasó a ser ministra de la Juventud en el gobierno de Berlusconi (la más joven que ha tenido el país) y desde allí comenzó a madurar la idea de recuperar la derecha tradicional.

Cuando en 2012, el multimillonario y magnate de las comunicaciones Berlusconi intentó, en vano, reunir en una sola formación a toda la centro-derecha italiana, Meloni decidió fundar su movimiento “Hermanos de Italia” al que se unieron seguidores tanto de AN como del Pueblo de la Libertad, al igual que del entonces agonizante movimiento Social Italiano, el partido posfascista de Italia de la segunda mitad del siglo XX.

Desde entonces, con el trabajo duro que la caracteriza, un discurso tan fuerte como directo y unas posiciones claras e inamovibles frente a la tutela de la vida, el apoyo a la familia tradicional, las políticas económicas en pro de primero los italianos, la defensa de la patria (por lo que la consideran nacionalista), la identidad religiosa y la sexual, entre otras, se construyó un perfil de líder seria y popular con el que consolidó su proyecto político, dentro y fuera de Italia.

Así, ella y sus “Hermanos de Italia” fueron la sorpresa en las elecciones parlamentarias europeas de 2019 al conseguir 6.4% de los votos con un discurso que tuvo como eje un mayor control a la migración, un flagelo creciente que enfrenta todo el viejo continente. Desde entonces han crecido lenta y sostenidamente, al punto que como reseñamos serían los más votados en septiembre en Italia, llevando a Meloni a convertirse en la primera jefa de gobierno.

“Soy muy rígida con los valores. Quiero saludar con buena paz a los que me consideran una fascista o a los que, incluso en el extranjero, ya tienen miedo de lo que voy a hacer”, escribió hace pocos días en sus redes sociales esta mujer menuda, pero de gran fortaleza política y espiritual.

Por esa misma vía y al igual que lo ha hecho tanto en entrevistas como en sus constantes apariciones públicas en los medios de comunicación italianos que han reconocido que les ‘dispara’ el rating, Meloni ha insistido: “no tenemos ningún vínculo con el fascismo. Sí con una derecha republicana, que ha hecho su trabajo con honestidad, orgullo y pasión. Pero no tenemos relaciones con el fascismo, que terminó hace 70 años y yo nací en 1977. Las batallas por la democracia las libra hoy Hermanos de Italia”.



En tal sentido también explicó, con lenguaje directo y eficaz, -con el que descolló desde que era líder estudiantil en Roma- las razones por las que ejerció, junto con sus ‘Hermanos’ férrea oposición al saliente gobierno del economista Mario Draghi.

"Tuvimos tres gobiernos distintos, tres mayorías distintas, pero no funcionaron. Porque los únicos gobiernos que funcionan son los que tienen la mayoría con una visión compartida y en los últimos 18 meses hemos visto agravar la situación económica y social", declaró recientemente Meloni, quien sin duda ha capitalizado el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra en Ucrania y las restricciones sanitarias por la pandemia del covid-19.

La ‘mayor’ de ‘Hermanos de Italia también ha ganado terreno en la escena europea, al punto que meses atrás se convirtió en presidenta de la alianza de partidos de extrema derecha y populistas de la Unión Europea, Conservadores y Reformistas Europeos. Y, recientemente en España fue noticia al presentarse en varios actos del partido Vox, donde enfáticamente señaló que: “no hay término medio posible. O se dice sí, o se dice no. Sí a la familia natural, no a los lobbies LGTB. Sí a la identidad sexual, no a la ideología de género. Sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte. Sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista. Sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva. Sí a la soberanía de los pueblos, no a los burócratas de Bruselas. Sí a la civilización, no a quienes quieren destruirla”.

Para muchos analistas y observadores políticos, una victoria de Meloni en Italia cambiará el rostro del país, ya que pondría en cuestión su posición sobre la Unión Europea, pues aboga por una revisión de sus tratados y hasta por su sustitución por una "confederación de Estados soberanos". De igual forma exige más prestaciones familiares, menos burocracia europea, impuestos bajos y un alto a la inmigración.  

Una de ellos, Alba Sidera, quién lleva años investigando la política italiana, explicó al canal de la Deustche Welle que la joven líder italiana “ha llegado lejos gracias a todos los que la blanquearon en el camino, desde los medios de comunicación hasta una desorientada centroizquierda que la subestimó y legitimó” y enfatizó que “Meloni no apareció de la nada. Lleva años preparándose para ser primera ministra”.

Y eso se traduce en el apoyo electoral que concita para las elecciones del próximo 25 de septiembre donde por primera vez los italianos votarán por un Parlamento reducido, acorde con la histórica reforma constitucional aprobada tres años atrás, que reduce el Senado a 200 escaños (eran 315) y la Cámara a 400 (había 630).

Con Meloni y su partido liderando las encuestas (23.3%), más la Liga (13.8%) y Forza Italia (7.8%), la coalición de derecha alcanzaría el 45% de los votos, haciéndose inalcanzable para la izquierda pese al frente unido recién creado, donde el que concita mayor respaldo es el Partido Democrático (22.8%). Inclusive si lograra alianza con otros minoritarios como los Verdes y Acción e Italia Viva, solo llegaría al 43.6%, según la más reciente medición de Supermedia YouTrend/Agi, realizada la última semana de julio.

Este es el actual escenario político italiano que al parecer no sufrirá mayores modificaciones. Ante las expandidos e injustificados temores sobre su “posfacismo”, convertidos en bandera de campaña por la izquierda, Meloni responde a diario, tal cual lo reseñó en su recién publicada autobiografía: “Soy mujer, soy madre, soy italiana, soy cristiana. No me lo quitarán”.

Sin duda esta mujer es un fenómeno político. Ya no es la joven que deslumbró con su oratoria a Berlusconi, Fini y otros dirigentes. Es la ‘hermana’ que creció y con Fratelli d’Italia devolvió protagonismo y fuerza a la derecha tradicional de este país. /