Los efectos de los disturbios de mayo y de los bloqueos que impactaron en el costo de los alimentos, aunado al impacto de la tasa de cambio en muchos productos importados, tienen la inflación al borde del límite establecido por el Banco de la República.
En efecto, la tasa llegó en julio a 3,97% y está a 0,3% del tope de 4%.
Esta situación ya había sido advertida por los codirectores del Emisor en su última reunión en la que prácticamente señalan que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) puede llegar hasta 4.1%.
De hecho, en las minutas de la reunión de los codirectores del Emisor, reseñaron que la aceleración de la inflación obedeció, primordialmente, a choques de oferta originados en el alza de precios de los alimentos perecederos por las dificultades de abastecimiento en medio de los bloqueos viales, así como producto del retiro parcial de los alivios a las tarifas de servicios públicos y el aumento en el precio de los combustibles.
Sin duda el campanazo de una mayor inflación se presentó en julio al registrar una variación de 0,32%, lo que marcó una fuerte sorpresa al alza.
Esta cifra se ubicó 24 puntos básicos por encima del promedio registrado desde 2009 y se configuró como la variación más alta desde 2016, cuando fue de 0,52%.
Señalan algunos analistas privados que la sorpresa del resultado se explicó tanto por el avance registrado en el rubro de alimentos como por el observado en el componente básico. Allí es de resaltar que en el rubro de alimentos evidenció un avance mensual de 0,38%. Lo anterior se debió en gran parte por el efecto duradero en algunas cadenas de producción, en particular de las proteínas, que generaron los problemas de orden público de mayo, además de los altos niveles de tasa de cambio y el incremento en el precio de los commodities agro a nivel global.
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Rubros
Según los investigadores del Bancolombia, en medio de un contexto de reapertura y de mayor dinamismo de la demanda, las divisiones de gasto atadas a servicios de entretenimiento permitieron que la inflación sin alimentos avanzará 0,31%.
Con este resultado, la inflación anual se acercó al límite superior del rango de tolerancia del Emisor y alcanzó niveles solo comparables al periodo prepandemia. Tal comportamiento se explicó porque la inflación de alimentos, luego de la corrección observada el mes pasado, avanzó hasta 9,83% y la inflación de la canasta sin alimentos se incrementó hasta 2,86%, mostrando así el mejor momento de la demanda.
De otro lado, los niveles de tasa de cambio condujeron a que los servicios de gas y electricidad vieran ajustes al alza importantes. En el caso del gas, la presión alcista no solo se debió a la indexación de la tasa de cambio sobre los contratos en el mercado, sino también del ajuste regulatorio observado en el precio del servicio domiciliario prestado mediante pipetas. Ello permitió que la subclase aportara 2 puntos básicos sobre la variación total.
Regulados
Como resultado, en términos anuales, la inflación de los regulados avanzó levemente por encima del 6%. En los próximos meses, la estabilización en el precio de gasolina, dado el comportamiento observado en el crudo, se vería contrarrestada por las alzas esperadas en las tarifas de los servicios públicos.
“El resultado, sorpresivamente alto, impone un sesgo al alza sobre nuestro escenario base de 3,6%. Por esta razón, consideramos pertinente evaluar un escenario de inflación para cierre de año entre 3,6% y 4,2%, cifra que coincide con nuestra senda alcista planteada en nuestro más reciente informe de actualización de proyecciones. Una recuperación más acelerada de la actividad permitirá que las firmas trasladen hacia los consumidores la persistencia de altos niveles de tasa de cambio y los cuellos de botella en las cadenas de suministros en lo que resta del año”, sostienen los investigadores.
Indican, asimismo, a esto se sumaría un ascenso esperado en las tarifas de servicios públicos y la persistencia de choques alcistas sobre el rubro de alimentos. De este modo, el panorama de inflación continúa acorde con la visión de normalización de la política monetaria a partir de septiembre, situándose en línea con los argumentos esbozados por dos miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, que incluso en la reunión del mes pasado votaron por iniciar más pronto el proceso de alzas en la tasa de interés.
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La meta
Para el director de estudios económicos del Grupo Bolívar, Andrés Langebaek Rueda, es muy probable que este año ya no se cumpla la meta de inflación, cuyo rango meta es del 2% al 4%, porque en octubre se podría llegar al 3,9% anual, en noviembre al 4,1% y el año cerraría en 4,2%, según las proyecciones del Grupo Bolívar.
De hecho, en su informe semestral al Congreso, el equipo técnico del Banco de la República ahora pronostica que la inflación finalizará el año en 4,1%, fuera del rango meta, y ratifica que se prevé que su junta directiva aumentará la tasa de intervención en los próximos meses e, incluso, según el documento, el pronóstico de trayectoria de la tasa de intervención estimado por sus codirectores es más alto que el visto por los analistas encuestados en julio.
“El banco dice que, si bien la inflación no la vamos a cumplir este año muy probablemente, su escenario central es que va a volver a entrar a encajar en el rango meta, pero existe un riesgo de que no y por eso es mejor evitar un riesgo de desborde”, explica Langebaek.
A su vez, Juan David Ballén, director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa, manifiesta que sus estimaciones apuntan a que el año cierre con una tasa de intervención del 2,25%, para dos incrementos antes de acabar el año, uno en octubre y otro en diciembre.
Pero señala que este ciclo de incremento de tasas de interés muy seguramente será más lento de lo esperado. Esto porque si bien la tasa neutral en Colombia está alrededor del 4,25%, la economía sigue en fase de recuperación y crece por debajo de su potencial, al tiempo que en 2022 será más complejo mantener el ritmo de avance que se logre en 2021 frente al bache de 2020.
El impacto de los alimentos
De acuerdo al reporte del DANE, la inflación mensual en julio del grupo de alimentos llegó a 0,38%. Sin duda, el efecto rezagado de los problemas de orden público en algunas proteínas, la alta tasa de cambio y la cotización internacional de algunos insumos determinaron el avance de la división. Según el centro de estadística, ello se vio reflejado especialmente en el encarecimiento mes a mes de los huevos (4,2%) y la carne de aves (2,2%) que, en conjunto, aportaron 6 puntos a la variación total.
En este frente es necesario resaltar que en las próximas lecturas el precio de estos bienes podría seguir marcando presiones alcistas, dado que la normalización en las cadenas de producción, en particular del huevo, rondan alrededor de las 20-32 semanas. A estas presiones alcistas se sumó el avance en la carne de res, que continúa mostrando un dinamismo importante en sus exportaciones llevando a una reducción en la oferta local y en los aceites, en línea con los precios internacionales.
Conviene anotar que la papa, la cebolla y el arroz contrarrestaron parte de las presiones alcistas observadas ante el buen momento de la cosecha en algunas zonas del país. Con esto, en términos anuales, el rubro de comidas dentro del hogar recuperó el terreno perdido durante el mes pasado y se situó en 9,83%, su registro anual más alto desde septiembre de 2016. Para lo que resta del 2021, se espera que este rubro continúe evidenciando niveles superiores a sus promedios históricos.