Las fichas que se mueven en el ajedrez del liderazgo uribista | El Nuevo Siglo
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Martes, 11 de Agosto de 2020
Redacción Política

La medida de aseguramiento domiciliaria impuesta al expresidente Álvaro Uribe ha puesto al Centro Democrático ante la necesidad apremiante de resolver quién será la persona que actúe como vocero de la colectividad.

Como ya se ha dicho en EL NUEVO SIGLO, no se trata de reemplazar a Uribe, porque él seguirá siendo el jefe natural de la colectividad, pero su ausencia en los debates del Congreso y en otras actividades del Partido será notoria.

Ese faltante no es cualquiera. Durante siete años el exmandatario ha concentrado la vocería y la representación del Partido, lo que es apenas lógico si se tiene en cuenta que él mismo, sus ideas y su ejecutoría son la razón de ser en la organización política. Además, luego de aprender de los errores cometidos con La U -que se llama así porque fue el original partido de Uribe-, quiso asumir directamente la construcción de la colectividad.

Bajo su orientación, el Centro Democrático ha crecido en votación, curules -en casi todos los cuerpos colegiados- y nuevos liderazgos, logrando conquistar la presidencia con Iván Duque.

Precisamente, la decisión de la Corte Suprema de Justicia llega cuando están en el horizonte la concreción de una agenda legislativa que le permita al presidente Duque concretar su programa de Gobierno y sortear con éxito los problemas sociales y económicos derivados de la pandemia; pero además, el trazado de una estrategia que le permita al uribismo cosechar ese eventual logro en las elecciones presidenciales de 2022 para conservar el primer cargo de la Nación.

De estos dos años, al menos uno, Uribe estará concentrado en el proceso judicial que se le sigue.

De ahí que no es un detalle menor que haya alguien que tome temporalmente la posta y mantenga cohesionado el Partido, al interior del cual pujan dos tendencias muy reconocidas: una moderada y otra radical.

El expresidente Uribe, cuyas ideas son como ya se dijo el motivo por el que hay Partido, ha sido la bisagra entre esas tendencias, manteniendo la unidad dentro de esa relativa diversidad, como se vio para no ir más lejos con la proclamación de la candidatura presidencial de Duque, quien aún hoy es visto con malos ojos por el ala más radical, que lo consideran demasiado moderado -hasta de comunista infiltrado lo han llegado a tildar-.

Congreso

Pero la importancia de su liderazgo no solo se aprecia al interior del Centro Democrático, sino en la relación que tiene su bancada con las otras colectividades con asiento en el Congreso.

Eso es clave cuando el presidente Duque requiere una sólida gobernabilidad para afrontar la agenda de la reactivación económica tras la emergencia sanitaria por el Covid-19.

En ese contexto se espera que Cambio Radical, una organización política que también tiene un liderazgo fuerte, entre a respaldar -o integrar, que es lo que desean en la Casa de Nariño- a la coalición de Gobierno, lo que necesariamente lleva a concertar un paquete legislativo multipartidista.

Ahora bien, ¿quién podría asumir ese reto? El primero en la fila es el presidente Duque. Asumir el papel le aseguraría fluidez en la comunicación con su bancada en el Congreso. Aunque han existido momentos de críticas de senadores y representantes del Partido respecto del trato que les da el Ejecutivo, esos roces no han pasado a mayores y, por lo menos desde la barrera, no se observa hostilidad en la bancada hacia Duque. Sin embargo, le implica un problema ser jefe partidista y Jefe de Estado. Además, los más radicales van a querer moverlo del centro-centro.

Otra figura con mucha influencia en el uribismo es el exministro Óscar Iván Zuluaga, quien sin embargo no ha querido asumir ninguna responsabilidad en el Partido ni tampoco en el Gobierno, hasta que la Fiscalía aclare la situación de su hijo investigado por el tema del hacker Sepúlveda.

Por otra parte, está en el partidor de los precandidatos uribistas para los comicios presidenciales de 2022. Es la misma situación para el ministro Carlos Holmes Trujillo, así como para las senadoras Paloma Valencia y María del Rosario Guerra.

Cualidades

Todos estos voceros del uribismo reúnen una serie de cualidades que los hacen aptos para la difícil tarea de representar al exmandatario en el liderazgo partidista, entre las que se destaca que tienen la total confianza del expresidente Uribe.

Con todo, al ser posibles precandidatos presidenciales, les faltaría poder presentarse neutrales ante el resto de la militancia, ya que deberían estar en la capacidad de ser árbitros del proceso de gestación y selección de la aspiración a suceder a Duque, así como de las eventuales alianzas con los partidos más cercanos.

Queda entones, mirar hacia la familia, en donde emerge la figura de Tomás Uribe, hijo del expresidente, muy activo en distintos ámbitos en los que defiende las ideas de su padre.

Aunque aún es más fuerte lo que se dice en los mentideros políticos sobre el surgimiento de un empresario y familiar de la entera confianza de Uribe, que con bajo perfil le habla al oído en temas en que este le requiere consejo y sobre quien, si se llegara a dar que acepte una figuración más pública, no habría duda que lo que exponga ante la opinión nacional es producto de la línea trazada directamente por el expresidente.