El Covid-19 sigue afectando la campaña presidencial estadounidense. Joe Biden renunció a aceptar en persona la candidatura demócrata, mientras que Donald Trump evalúa romper la tradición y endosar los colores republicanos desde la propia Casa Blanca.
Las convenciones partidarias inician tradicionalmente la campaña electoral con gran fanfarria. Los delegados nominan oficialmente a su candidato quien, en un publicitado discurso, acepta la postulación y describe su programa.
Pero el aumento de los casos de coronavirus en el país, redujo la magnitud de esos eventos con miras a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
“Ante el empeoramiento de la pandemia", los organizadores de la convención nacional demócrata, programada del 17 al 20 de agosto en Milwaukee, Wisconsin, fueron un paso más allá y dijeron que "los oradores, incluido el vicepresidente Biden, no viajarán para proteger la salud pública".
El ex número dos de Barack Obama, de 77 años, pronunciará su discurso de nombramiento desde el estado de Delaware, donde vive. Con esta decisión, la convención nacional demócrata será realizada por primera vez en su historia en un formato completamente virtual.
Trump, que busca su reelección, también dijo que prevé pronunciar su discurso desde donde vive: la sede del poder en Washington DC.
"Estamos pensando en hacerlo desde la Casa Blanca porque no supone traslados. Es fácil. Y creo que es un entorno hermoso", dijo el mandatario.
Trump iba originalmente a aceptar su nominación en la convención nacional republicana en Charlotte, Carolina del Norte, prevista del 24 al 27 de agosto. Pero por el Covid-19 quedó descartado, al igual que un intento de hacerlo en Jackson, Florida.
La Casa Blanca es "de lejos lo menos costoso para el país", agregó, apuntando las ventajas de "seguridad".
Y aclaró: "si alguien tuviera problemas con esto, yo podría ir a otro lado".
En Estados Unidos, los presidentes que buscan la reelección deben separar los actos de su campaña de las actividades oficiales financiadas por los contribuyentes, por lo que usar la icónica Casa Blanca como escenario para el discurso de aceptación podría ser cuestionable.
La pandemia, que imposibilita la realización de mítines, priva a Trump de una de sus grandes fortalezas: su capacidad de galvanizar su base electoral en grandes actos masivos donde, para deleite de sus partidarios, asesta golpes sin restricciones.
Trump regresó después de varias semanas a las ruedas de prensa diarias sobre el Covid-19, que utiliza para defender su gestión y atacar a su rival.
Atrapado en la capital, Trump también ha estado dando múltiples entrevistas en las que critica a Biden, a quien acusa de haberse convertido en un radical bajo la influencia del ala socialista del Partido Demócrata. "Joe fue totalmente llevado hacia la izquierda", dijo.
Durante esta entrevista, Trump admitió que su reelección se había vuelto más difícil, pero con su característico optimismo, citó encuestas favorables. "Estamos bien", aseguró.
Por otra parte el mandatario asegura que el voto por correo, otro posible efecto de la pandemia en la contienda electoral, causará una "fraude masivo". E Incluso quienes defiendes este sistema de votación reconocen que problemas logísticos podrían demorar el resultado.
Para evitar una posible exposición al Covid-19 en los lugares de votación, muchos estados enviarán papeletas por correo a los ciudadanos para que éstos las manden con su voto a los centros electorales. Ese voto epistolar ya era posible en varios estados, y en las presidenciales de 2016 casi un cuarto de los sufragios (33 millones) fueron emitidos por correspondencia.
Sin embargo esta vez "deberíamos tener entre 50 y 70 millones de votos por correo", estima Nathaniel Persily, profesor de derecho de la Universidad de Stanford en California. "Esta es la mayor transformación del sistema electoral en la historia y se hace en cuatro meses. Es algo sin precedentes e implica serios desafíos", explica.
"Las profundas divisiones políticas y los bloqueos, tanto en el Congreso como a nivel local, hacen que los estados estén realmente en dificultades", estima Edward Foley, profesor de derecho de la Universidad de Ohio.