LAS dificultades económicas y los devastadores efectos de la pandemia de covid-19 contribuyeron a desacelerar y estancar los avances en logros educativos de América Latina y el Caribe entre 2015 y 2021, de acuerdo con un estudio regional de tres agencias de las Naciones Unidas.
Hay avances como una disminución del analfabetismo, pero también se registra que todavía en 2019 había 10,4 millones de niños, niñas y jóvenes excluidos del acceso a la educación primaria y secundaria, destacó el estudio al analizar las cinco tendencias principales de la marcha de la educación en la región.
Esas cifras de ausencia de las aulas "son anteriores a la pandemia, cuyos efectos agregan mayor fragilidad a las trayectorias que garantizan la permanencia en el sistema educativo", señaló Alberto Arenas de Mesa, director de Desarrollo Social en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La Cepal efectuó el estudio junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Aunque el análisis muestra tendencias positivas y negativas, las entidades de la ONU temen que, de seguir al ritmo actual, los países de la región no alcanzarán las metas que marcan para 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), agenda en la que el ODS 4 es garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
Por ejemplo, la meta 4.1 es asegurar que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje que sean pertinentes y efectivos.
Un rasgo positivo reflejado en el informe es el incremento de los niveles de alfabetización de adultos y en el máximo nivel educativo alcanzado por la población, unos indicadores que llevan décadas de avance sostenido.
En los últimos 10 años la cantidad de analfabetos se redujo en 7,7 millones, aunque en las zonas rurales, 12,8 % de la población joven y adulta es aún analfabeta.
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Para 2019 la tasa bruta de matrícula de la educación preprimaria (desde los tres años y hasta el inicio de la educación primaria) fue de 77,5 %, con un crecimiento constante en los últimos 20 años.
Por otra parte, entre 2000 y 2020 la media de estudiantes con edades mayores a las esperadas en el nivel primario disminuyó, de 14,4 a 7,8 %, mientras que en la educación secundaria cayó de 18 a 13 % entre 2010 y 2020.
Pero hay un freno en la mejora de la educación secundaria, pues la media de finalización de la enseñanza en ese nivel solo se incrementó 1,9 % para el primer ciclo de secundaria y 2,1 % para el segundo, mientras que en el periodo 2010-2015 esos registros fueron de 6,1 y seis por ciento, respectivamente.
La región no logró mejorar en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias, lo que sí había ocurrido entre 2006 y 2013.
En la educación secundaria, para los 10 países de América Latina participantes de la última edición del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes en 2018, los resultados también muestran que el promedio de la región no varió entre 2015 y 2018 en las tres áreas.
Y pese a que en los últimos 20 años la educación terciaria logró incorporar a 17 millones de estudiantes, esta expansión se presenta de forma desigual, pues entre 2015 y 2020 aumentó muy poco en el sector rural, y crecieron las diferencias de acceso entre hombres y mujeres.
También aumentó la brecha de acceso por nivel socioeconómico, y en años recientes la educación terciaria ha favorecido casi exclusivamente a sectores medios y altos.
Respecto al financiamiento, 15 países redujeron su inversión pública en educación desde 2015, y ese estancamiento se acrecentó con la crisis de la covid, que solo en 2020 implicó una contracción económica de 7,7 % del producto interno bruto.
Entre 2015 y 2019 el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó de 16,1 a 15,4 % en la región y, en relación con el PIB, cayó de 4,5 a 4,3 %.
Por último, el informe confía en que la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que tendrá lugar el 19 de septiembre de 2022 en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, proporcionará "un espacio para realizar un balance de los esfuerzos necesarios para recuperar las pérdidas de aprendizaje".