Joven, pero con una carrera política larga y meteórica que la tiene ad portas de marcar tres hitos: convertirse en la primera mujer en gobernar Italia, hacerlo con una votación récord para su novel partido y afianzar la coalición de derecha al punto de convertirse en contundente mayoría parlamentaria con lo que podría sacar avante grandes reformas, inclusive cambiar la Constitución.
Es la romana Giorgia Meloni quien a sus 45 años –treinta de ellos dedicados a su formación y actividad política- se convirtió desde julio pasado en la favorita para las anticipadas legislativas que se cumplirán este 25 de septiembre, tras la renuncia de Mario Draghi.
Periodista, amante de la historia y del servicio público, desde hace años atrás se fijó un ambicioso y arriesgado derrotero: revivir la derecha tradicional de Italia. Así, tras ser diputada -cargo que repitió- y vicepresidenta de la Cámara de Diputados entre 2006 y 2008, se convirtió en Ministra, la más joven de la historia de la República, bajo el gobierno de quien fuera su mentor, Silvio Berlusconi.
Cuando a finales de 2012 el coordinador nacional del Pueblo de La Libertad decidió escindirse de este partido liderado por Belusconi creando Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), la joven política Meloni ingresó a sus filas y desde allí catapultó su proyecto político de una derecha unida. Con ideas claras ha batallado contra la "demonización" de este movimiento posfascista, inspirado en Benito Mussolini, del que tomó sus aciertos y desechó sus errores.
“La derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia de hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia y las infames leyes antijudías", sostuvo Meloni al explicar sus lineamientos programáticos y lograr que La Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, de Berlusconi, cerraran filas tras ellos, presentando un frente sólido para las elecciones.
Desde que lanzó su campaña en la ciudad de Ancona, a principios de agosto, esta mujer de fuerte habla, mensaje claro y que tiene como lema “Dios, patria y familia”, ha ganado contundente apoyo electoral. Todas las encuestas coinciden en señalar que será la más votada el próximo domingo, con una ventaja de no menos de seis puntos frente al izquierdista Partido Democrático (PD).
La más reciente medición de la demoscópica SWG divulgada por el canal LA7, el pasado lunes indica que Meloni tiene 27% de intención de voto, el PD de Enrico Letta 20.4%, mientras que en el tercer lugar hay un empate entre la derechista Liga de Salvini y el izquierdista Movimiento 5 Estrellas con 12%. Siguen los liberales de Azione-Italia Viva de Mateo Renzi con 7.5%, Forza Italia de Berlusconi con 6.7% y la coalición de extrema izquierda Verdi e Sinistra, 4 % de los votos.
El sondeo realizado por Corriere della Sera da a la “hermana de Italia” una intención de voto de 25.1% y a su inmediato rival, el PD 20.5%. En el tercer lugar se ubica el movimiento 5 Estrellas con 14.5%, dos puntos más que los que lograría la Liga y posteriormente el partido del Berlsuconi con 6%.
Si los anteriores se suman por bloques, aclarando que la izquierda está dividida y desorganizada, la coalición de derecha roza el 50%, una ventaja de al menos 19 puntos frente al PD y sus pequeños aliados de izquierda. Con estos porcentajes, Meloni haría realidad su sueño que se materializaría en tener –junto con sus socios políticos- entre 252 y 262 escaños de los 400 que tiene la Cámara, y entre 125 y 133 en el Senado integrado por 200 parlamentari8os.
De confirmarse estos guarismos en las urnas, Meloni se convertirá en la timonel italiana y asegurará tanto su gobernabilidad como luna reforma constitucional con el objetivo de cambiar el sistema político “frágil e inestable” que ha llevado a continuos cambios de gobierno. Al respecto solo ha señalado que aumentar las competencias del primer ministro o facilitar la elección directa del presidente de la República, serían algunos de ellos pero que merecen un mayor análisis y concertación.
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La líder derechista italiana es un fenómeno político sorprendente, ya que no sólo en los últimos dos meses aumentó el apoyo electoral en cinco puntos porcentuales, sino porque en la cita de este domingo multiplicará por trece el resultado que tuvo en las legislativas de hace nueve años, cuando escasamente llegó al 2%.
En esta década recuperó el descontento y las esperanzas frustradas de los italianos contra los "dictados" de la Unión Europea, contra el alto costo de la vida y el futuro bloqueado de los jóvenes y delineó sus prioridades: cerrar las fronteras para proteger a Italia de la "islamización" y renegociar los tratados para que Roma recupere el control de su propio destino.
Otra prioridad es luchar contra los grupos de presión gay y contra el "invierno demográfico" en uno de los países con más ancianos del mundo.
Según la profesora de ciencias políticas de la Universidad de Bolonia, Sofía Ventura, "Meloni representa un punto de referencia para los que protestan, para los desilusionados. Representa hoy en día a los hartos del sistema, a los que piden que se vayan todos y se geste un verdadero cambio”.
"Creo que puedo dirigir un gobierno con personas que no tienen patrón, y a quienes no se puede chantajear. En donde hemos ensayado saben que no nos dejamos intimidar, chantajear ni comprar", ha repetido a lo largo y ancho del país la líder derechista, un discurso que sin duda ha calado en el corazón del electorado.
"Soy italiana, soy cristiana"
Nacida en Roma el 15 de enero de 1977, Giorgia Meloni ha militado desde los 15 años en asociaciones estudiantiles clasificadas de extrema derecha, mientras trabajaba como niñera o camarera.
En 1996, se convirtió en líder del sindicato Azione Studentesca, cuyo emblema era la Cruz Celta. En 2006 obtuvo la tarjeta de periodista. Ese mismo año fue elegida diputada y vicepresidenta de la Cámara de Representantes.
Dos años más tarde, fue nombrada ministra de la Juventud en el gobierno de Silvio Berlusconi.
Su juventud, su tenacidad, su lenguaje directo han conquistado las redes. Se volvió famoso su discurso en 2019 en que se definió así: "Soy Giorgia. Soy mujer, soy madre, soy italiana, soy cristiana. No me lo quitarán".
Tras años de duro trabajo para construirse un perfil de líder seria y popular, publicó el año pasado su autobiografía titulada "Io sono Giorgia. Le mie radici, le mie idee" (Soy Giorgia. Mis raíces, mis ideas), en el que explica la importancia de defender la familia, la patria, la identidad religiosa y la sexual.
Desde su curul en el Parlamento ejerció una fuerte oposición al saliente gobierno de Draghi durante 18 meses y tras su inevitable renuncia sostuvo: "tuvimos tres gobiernos distintos, tres mayorías distintas, pero no funcionaron. Porque los únicos gobiernos que funcionan son los que tienen la mayoría con una visión compartida".
Y esa es su hoja de ruta cuando se convierta en la primera mujer en presidir el Consejo de Ministros y por ende jefa de gobierno de la tercera economía de la zona euro, lo que salvo sorpresa de última hora ocurrirá al anochecer del próximo domingo.
Es consciente de que no la tendrá fácil porque como dijo en un reciente acto de campaña "Tenemos los precios de la energía por las nubes, corremos el riesgo de una crisis alimentaria... No es la mejor situación para gobernar Italia en estas condiciones", pero aseguró tiene miedo y si un compromiso por implementar lo anunciado, entre lo que destaca la rebaja de impuestos, mano dura con la inmigración ilegal y "sentido común" para volver a levantar el país.