De doble filo | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Septiembre de 2018

Un colombiano medianamente informado desconoce qué beneficios podrá recibir el país al haber ingresado a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), como lo hizo en el primer semestre de este año.                            

Con absoluta seguridad muchas personas solo han oído mencionar esa Organización en los últimos dos o tres años. El pasado Gobierno, elevó cohetes para celebrar el ingreso a ese organismo, creado para acompañamiento económico.

Existe desde 1948 y se transformó en 1961, impulsando el Plan Marshall, un esquema de apoyo a naciones europeas en la época. Ahora es conformada por empresarios de 30 países, pregona respeto al liberalismo económico, derechos humanos y democracia.

Con estos principios saludó el ingreso de Colombia y destacó al  país como nación ejemplar, en lucha y acuerdo por la paz,  además de creatividad económica para salir adelante, después de conflicto de medio siglo.

Jacques Gélinas, sociólogo y economista canadiense, en su libro El monstruo de la globalización, definió la OCDE, como “club de capitalistas que a paso lento, ha crecido impulsando negocios de sus socios, con interés de dominio  mundial.”

Cobra actualidad el concepto de Gélinas, de acuerdo con la advertencia de OCDE, en días recientes, referente a que “el mundo camina sobre economías de pisos inestables”. Exceptúa a los países de la Eurozona.  

Anticipa que el forcejeo entre EE.UU. y China está en riesgo de agravarse, por la guerra de aranceles a los productos chinos y desatada por Donald Trump, con gravámenes en alza constante.

El mensaje de la OCDE abre puertas para que países que preserven criterios del “Club”, como lo define Gélinas, tengan asesoría y crédito desde París, donde fusiona esa silenciosa organización, que por épocas se asoma al mundo.

Es un engranaje con apetito de poder y medio centenar de financieras trasnacionales, metidas todas de cabeza en la globalización; destaca la capacitación económica y política, a más de 60 mil funcionarios de gobiernos y empresas privadas el mundo.

Surge             la pregunta: ¿Qué hace Colombia en la OCDE si en sus bolsillos no tiene los capitales de los socios de ese club de dinero? 

Si Colombia con crecido déficit fiscal, desface de dineros para sostener el posconflicto, empresa privada con crecidas deudas y montones de particulares embargados por la Dian, ¿Entonces, acudirá al Club democrático en París, sin llorar?     

Todo parece indicar que le ofrecerán asesoría si la pide, a cambio de que hable con su combo directivo, que tiene banca crediticia, con elevadas tasas de interés. Son consejeros económicos, con negocio por debajo.   

Así Enfoque abierto, muestra que OCDE canta elogios a sus amigos y baila negocios con las pobres de América y África. Una relación de doble filo.