Arranque lento pero seguro | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Septiembre de 2020
José Peñuela
  • Primera semana del “aislamiento selectivo”
  • No confiarse, la pandemia sigue matando 

 

Termina hoy la primera semana de la llamada “nueva normalidad” en Colombia, luego de que el martes pasado la mayoría de actividades productivas, laborales, educativas, sociales y de la más diversa índole se pudieron retomar a gran escala, tras más de cinco meses de cuarentenas poblacionales y otras restricciones a las que se acudió para tratar de frenar la curva epidemiológica del coronavirus. En estos escasos seis días ya se pueden sacar algunas conclusiones sobre cómo le ha ido al país en el arranque de la fase del llamado “aislamiento selectivo”.

En primer lugar resulta evidente que la ciudadanía en general está aplicando en buena proporción los protocolos de bioseguridad obligatorios para evitar que la curva  de contagios y decesos por el coronavirus reverse su lenta pero sostenida tendencia a la baja de las últimas semanas. Resulta positivo que personas de todas las edades tengan interiorizados comportamientos básicos pero muy importantes como el uso del tapabocas, el distanciamiento social y el evitar situaciones que puedan significar riesgo de infectarse. Obviamente se han presentado casos preocupantes de aglomeraciones e indisciplina social, aunque no tanto en el transporte público ni en los parques y demás espacios que se reabrieron esta semana. En realidad, donde más se ha denunciado tumultos es en zonas de comercio informal y popular, por lo que es necesario que allí los alcaldes y la propia Fuerza Pública redoblen sus operativos de prevención y pedagogía.

En lo que tiene que ver con el transporte aéreo y el terrestre intermunicipal debe destacarse la aplicación muy disciplinada de los protocolos de distanciamiento entre pasajeros así como el cumplimiento de las normas de desinfección y prevención sanitaria en aeronaves, terminales y vehículos. De igual manera, el aumento del aforo en los servicios de transporte público masivo, como los sistemas articulados, se ha realizado de una manera ordenada y sin que se reporten muchos casos de sobrecupo e infracción a la norma sanitaria, incluso en horas pico.

En segundo lugar, queda claro que si bien esta semana se  reportó en algunos días un alto número de decesos, la mayoría de ellos no se produjo por la reapertura del martes pasado. Todavía es muy temprano para establecer el impacto que tendrá la reactivación en la curva epidemiológica. Es más, como lo precisó el Viceministro de Salud, en entrevista con este periódico, en varios de los reportes diarios no solo se está informando de las muertes confirmadas de la jornada respectiva sino también se suma una cantidad considerable de fallecimientos ocurridos días o incluso semanas atrás,  pero que no se habían integrado a la base de datos por no estar totalmente verificada la causa del deceso.

En tercer término, se puede señalar como conclusión de este arranque del “aislamiento selectivo” que es necesario mantener por algún tiempo más el contingente de ayudas, subsidios y programas activados por el Gobierno nacional para ayudar a las empresas y a las personas de sectores más vulnerables. Pero a la par resulta necesario empezar a revisar de manera muy detallada el panorama de las compañías de pequeña, mediana y gran escala para establecer su real nivel de afectación, así como tener una visión más realista sobre la cantidad de empleos que, efectivamente, se perdió en los últimos meses. De igual manera, es imperativo que se vayan especificando y especializando los planes de reactivación sectorial, ya que es claro que la fórmula de créditos, alivios y demás apoyos que funcionan para determinado rubro productivo no tiene la misma eficacia en otros.

Otro hecho determinante en estos primeros días de septiembre es que si bien es entendible que tras varios meses de cuarentenas y restricciones a la movilidad existe una porción importante de colombianos que quiere salir a viajar y encontrar nuevos aires, muchos municipios de baja o nula afectación por el Covid-19 han preferido mantener sus accesos cerrados o fuertemente restringidos, con el objetivo de evitar que se disparen los contagios en sus jurisdicciones. Es una actitud apenas natural y que no puede reprocharse a las autoridades locales, pero dichas medidas tienen que ser coordinadas con los gobiernos departamentales e incluso el Nacional para que no se presenten cortocircuitos en el plan de reactivación del transporte aéreo, terrestre, el turismo y el sector de generación de productos, bienes y servicios.

La quinta y última conclusión termina siendo la más importante y reiterada: está en cabeza de cada uno de los colombianos garantizar que esta “nueva normalidad” se mantenga y no tengamos que regresar a la difícil etapa de los confinamientos poblacionales. Cada quien debe aplicar de manera estricta, consciente y natural las normas de bioseguridad. No hay que confiarse ni relajarse: el Covid-19 continúa siendo una amenaza grande y mortal. El que a partir del martes pasado el país se reactivara en una gran proporción no significa que la pandemia haya terminado. Todo lo contrario, continúa cobrando vidas a diario y si bajamos la guardia la tragedia será mayor.