El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nombró este sábado a la jueza conservadora Amy Coney Barrett para suceder a la progresista Ruth Bader Ginsburg en la Corte Suprema de Estados Unidos, cuando apenas faltan cinco semanas para la elección presidencial del 3 de noviembre.
"Esta noche, tengo el honor de nombrar a una de las mentes legales más brillantes y dotadas del país a la Corte Suprema", declaró el mandatario republicano desde los jardines de la Casa Blanca.
"Usted será fantástica", dijo Trump a la jueza de 48 años, de pie a su lado, antes de predecir que el Senado iba a confirmar rápidamente su nombramiento.
Salvo una enorme sorpresa, Barrett, una católica practicante que se opone al aborto, consolidará la mayoría conservadora en la más alta instancia judicial del país.
El nombramiento presidencial podría ser aprobado rápidamente por el Senado, de mayoría republicana. Según la prensa estadounidense, las audiencias comenzarán el 12 de octubre y el voto podría llevarse a cabo a finales de ese mes, días antes de las elecciones.
"Es mi tercer nombramiento", dijo sonriente el presidente Trump, quien en un solo mandato habrá tenido ocasión de elegir a tres de los nueve integrantes de la Corte Suprema.
Unos minutos después del anuncio del presidente, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, rechazó que se nombre a un nuevo miembro de la Corte Suprema antes de las elecciones del 3 de noviembre.
"El Senado no debería pronunciarse sobre esta vacante (...) hasta que los estadounidenses hayan elegido a su próximo presidente y su próximo Congreso", dijo en un comunicado.
Protestas demócratas
Trump se apresuró a iniciar el proceso para ocupar el asiento de Ginsburg, un icono progresista y feminista, con el fin de situar a la Corte Suprema, cuyos miembros son vitalicios, en una postura claramente conservadora, con seis jueces de esa tendencia frente a tres demócratas.
La oposición demócrata afirma que el encargado de tomar una decisión tan importante para la sociedad estadounidense debería ser el ganador de las próximas elecciones.
El alto tribunal se pronuncia a menudo sobre temas muy sensibles como el aborto, la tenencia de armas, la discriminación positiva o los litigios electorales.
Para la senadora Kamala Harris, compañera de fórmula de Biden, el nombramiento de la jueza Barrett "situaría a la Corte aún más a la derecha" y "perjudicaría a millones de estadounidenses", poniendo en peligro la cobertura sanitaria adoptada durante la presidencia del demócrata Barack Obama, el predecesor de Trump.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), la principal organización de derechos humanos en Estados Unidos, también exhortó al Senado a posponer la confirmación hasta después de la investidura del nuevo presidente, el 20 de enero.
El nombramiento de la jueza se abordará sin duda en el primer debate televisado de la campaña entre Biden, favorito en los sondeos, y Trump.
La elección de Barrett, madre de siete hijos, conocida por sus posturas conservadoras, podría impulsar el electorado religioso conservador del que Trump dependió en gran medida para llegar a la Casa Blanca hace cuatro años.
Sobre todo después de que la Corte Suprema, pese a contar en teoría con una mayoría de jueces derechistas, infligiera este año varios reveses al bando conservador en cuestiones como el aborto y los derechos de los jóvenes inmigrantes indocumentados.
"ACB" después de "RBG"
Amy Coney Barrett -"ACB", como la apodan algunos medios estadounidenses- ya estuvo entre los favoritos de Trump para la Corte Suprema en 2018, pero el presidente acabó eligiendo al juez Brett Kavanaugh.
"Amo los Estados Unidos y amo la Constitución de Estados Unidos", declaró Barrett en una breve intervención en la que rindió homenaje a Ruth Bader Ginsburg.
"Se ganó la admiración de las mujeres en todo el país y el mundo entero", dijo la candidata de Trump.
Una semana después de su muerte a los 87 años, Ginsburg recibió el viernes un último homenaje solemne en el Capitolio, en Washington, en presencia de Joe Biden y Kamala Harris.
La jueza será enterrada en una ceremonia íntima la próxima semana en el cementerio nacional de Arlington, cerca de Washington.