El chivo expiatorio
"La solución que se hizo fue responsable, con base en estudios. Aquí me están poniendo en el foco de una polémica nacional, pero no me pueden hacer responsable del agua que está en las calles. No me pueden poner de chivo expiatorio, por haber demostrado capacidad de respuesta para desinundar el campus, por responderles a los estudiantes, por contratar, hacer estudios y ejecutar, rápidamente. Si me hubiera esperado a que la autoridad ambiental me diera una respuesta, para el muro definitivo, estaría inundado otra vez”. Estas palabras del Dr. Obdulio Velásquez Posada, rector de la Universidad de La Sabana, son la evidencia de lo que pasa en Colombia cuando se toman decisiones en pro de la comunidad y no en función de la trama de intereses personales que se ha apoderado de las instituciones políticas del país. Vale la pena reflexionar en torno de la figura del “chivo expiatorio” y su relación con situaciones en las que, como la citada, se culpa a quien, dentro de una crisis, sobresale del tumulto pasivo y sin identidad.
La tragedia invernal que atraviesa nuestro país, no sólo pone en evidencia la negligencia de los organismos del Estado encargados de la prevención de desastres y del control ambiental, sino de todo el sistema social colombiano. Los abusos que se viven en el ámbito estatal son consecuencia de un entramado social deteriorado hasta el extremo por el individualismo a ultranza y el materialismo como filosofía de vida. El sistema social es capaz de sobrevivir siempre y cuando cada quien mantenga un cierto grado de confort vital, garantizado, en unos casos, por la posesión de bienes y dinero, y en otro (el de los más) por la entrega a los placeres. Pero cuando llegan los malos tiempos y se desvela el engaño en el cual se vive, no queda claro quién es el responsable de una catástrofe de tal magnitud. Al final es una situación que ha sido construida por el egoísmo de todos. Es el momento de buscar, a como dé lugar, un chivo expiatorio.
El pensador francés René Girard ha explorado esta figura a lo largo de la historia y ha ofrecido claves interpretativas de fenómenos sociales en los que el chivo expiatorio es el protagonista. Explica de modo detallado y profundo, por qué éste ha representado siempre la resolución de una situación crítica, comúnmente caracterizada por la violencia. La clave de esta figura está sobre todo en su inocencia. El chivo expiatorio es acusado y sacrificado, pero quienes lo hacen conocen de antemano que no es responsable de lo sucedido. Además de esta característica, también representa la antítesis de la situación crítica. Se elige como chivo expiatorio justamente porque, dentro de la ola de violencia y autodestrucción ha asomado la cabeza para hacer una propuesta distinta y con sus actos ha puesto en evidencia los errores de todos los demás.
La Colombia en crisis de nuestros días busca chivos expiatorios por doquier y el patíbulo de moda son los medios masivos de comunicación. El chivo expiatorio dice justamente lo que no se quiere oír y por eso es condenado. La paradoja es, justamente, que aquello que representa es la vía de resolución.