ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Agosto de 2011

Sesquicentenario Facultad de Ingeniería


“La primera facultad de estudios superiores está de onomástico”


UNA  de las primeras providencias del general Mosquera en 1861 fue aquella por la cual creó la escuela de ingeniería cuyo propósito fue el de reemplazar al Colegio Militar que venía funcionando desde 1845. Se celebra en estos días la creación, aunque no existen datos fidedignos de los cuales se pueda inferir cuándo abrió sus puertas a los estudiantes; tal vez un par de años más tarde comenzó sus tareas bajo la dirección de Lorenzo María Lleras.


La Universidad Nacional está pues de plácemes, una de sus hijas, tal vez la mayor pues la primera facultad de estudios superiores como es la de Ingeniería está de onomástico, no más que 150 años; a su alrededor se le dio vida años más tarde a la U. Nacional. Ha tenido una muy fructuosa existencia; en ella se ha formado una legión de ingenieros en el transcurso de varias generaciones, que han participado en muchos de los aspectos de la vida nacional.


Por sus aulas han pasado, corrijo, hemos pasado muchísimos estudiantes que nos hemos nutrido de las enseñanzas y formación de profesores que nos guiaron con sus ejemplo y dirección. Desde sus comienzos los estudiantes no solamente estuvieron dedicados al estricto régimen de estudios, sino que a éste le agregaron cuestionamientos que querían velar por la mejoría de los estudios, de la probidad y calificación de los profesores, los asuntos a estudiar, en fin, la expresión de preocupaciones por las marcha de la escuela con el ímpetu propio de la impaciencia de la juventud. En algunas oportunidades con razón y con éxito, otras simplemente con el ánimo de hacer presencia activa en la marcha de la escuela, es decir, que fueran tenidos en cuenta. Ya desde esa época se pedía la creación de Consejos Estudiantiles, órganos a través de los cuales quienes estaban recibiendo entrenamiento pudieran expresar sus opiniones. Varias generaciones después estos órganos de expresión no son cuestión de opinión sino que se implantaron y les dieron la razón a quienes los habían precedido en las aulas universitarias. Pienso que oírlos les hace bien a las directivas. Naturalmente el temperamento a veces agresivo e impaciente y en ocasiones desorbitado es un acicate para quienes tienen la responsabilidad de dirección. Lo dijo con cierto aire de suficiencia y algo de cinismo, hay que decirlo, el famoso Daniel el Rojo líder de los movimientos estudiantiles franceses en le década de los años sesenta: “seamos realistas, pidamos lo imposible”.


El temperamento que imprimen el estudio y el contacto con las disciplinas propias de los estudios de la ingeniería crea un cierto carácter de una índole tal, que cuando se presentaban movimientos estudiantiles reivindicatorios razonables o no, la opinión de ingeniería, de sus estudiantes, era tenida en alto aprecio y la garantía de éxito estaba cifrada en su apoyo que siempre se pedía.
La sesquicentenaria Facultad de Ingeniería de la U. Nacional continuará prestándole valiosos servicios al país. Esa es la expresión de sus agradecidos egresados en esta efeméride.