Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Julio de 2015

“Vergüenza y malestar en México”

El ‘chapo’ Guzmán y su túnel

 

La impotencia, vergüenza, malestar y desazón que sufrió México y los mexicanos cuando se enteraron de la fuga del famoso líder del manejo de estupefacientes, el ‘chapo’ Guzmán, director, coordinador o como  quiera llamarse al bandido capo de los capos, que estaba guardado con toda clase de seguridades en un prisión en los alrededores de la capital, tuvo que ser  semejante a los sentimientos que sufrimos los colombianos cuando se escapó Pablo Escobar de una prisión que se llamó de alta seguridad, diseñada, construida y pudiera decirse administrada por él mismo.  La Catedral se llamó la finca en donde transcurrieron sus días en sana paz y según su gusto, un lugar de donde era relativamente fácil evadirse, como lo fue a la hora de la verdad. Era presidente César Gaviria, quien ante la gravedad de la fuga de este capo, suspendió sus compromisos en el exterior para hacerle frente a este atentado a la gente de bien de este país. Los involucrados en esta fuga tuvieron que ser los miembros de las fuerzas que estaban al mando de su custodia; han pasado bastantes años y no se sabe en qué pararon las investigaciones exhaustivas que siempre se anuncian cuando suceden hechos de esta naturaleza. Posiblemente los guardias del “penal” hayan sido investigados y quizá castigados por haber faltado a su deber.

En el caso mexicano hay que reconocer que las autoridades de ese país han descrito con todo detalle las circunstancias de tiempo, modo y lugar en las cuales ocurrió la fuga. Una verdadera obra de audacia que tiene cierta similitud con el robo de las armas que tuvo como objetivo el Cantón Norte de nuestras Fuerzas Armadas. Se hizo un túnel desde una casa vecina, se atravesó por debajo una calle y se aprovecharon las festividades del fin de año para sustraer las armas que hoy no se sabe en dónde están.  El túnel jamás tuvo las características que nos dicen fue del que se valió el ‘chapo’ para escapar. Cómo se hizo, cómo dispusieron de la tierra producto de la excavación, cómo introdujeron las herramientas para hacerlo, son preguntas que el lego en estas actividades se hace. Es posible que copiaron lo nuestro de caso de trabajar desde una propiedad privada, pero nadie se dio cuenta. Este episodio del cual se enteró el presidente Peña Nieto en el extranjero, debe tener una red de cómplices muy bien aceitados más allá de los guardias encargados de su vigilancia. Ojalá las investigaciones resulten tan eficaces como la habilidad del capo para escaparse.

Como esta nuestra América tiene cosas comunes o a las cuales se les puede encontrar algún parecido, se nos vienen a la memoria los 43 estudiantes desaparecidos y de los cuales no hay noticia alguna.  Ni siquiera sus cadáveres han aparecido. ¿Será una herencia maldita de los aztecas? México en donde las tradiciones de sus antepasados hacen de la muerte algo  familiar, ésta no espanta. ¿Será por eso que la desaparición de los 43 jóvenes no ha conmovido tanto a México como a nosotros nos conmovió el crimen de más de cien fieles en una iglesia de Bojayá? Esa y muchas otras acciones ‘valientes’ por las cuales tendrán que responder las Farc aun cuando sea pidiendo perdón.