En pocos días se llevará a cabo la elección del nuevo Alcalde de Cartagena, en reemplazo de Sergio Londoño Zurek, alcalde encargado, quien parece que ejerciendo el cargo del que era anteriormente titular, y desde el avión presidencial, acompañando al Presidente de la República a sus múltiples compromisos, ha asumido las funciones de Alcalde que le fueron asignadas, por lo que su agenda debe ser acomodada al tiempo que le dejan sus funciones en el gobierno nacional y las órdenes presidenciales.
Es así, como después de varias alcaldías desafortunadas y empañadas por negligencias e investigaciones por último llegó, Manuel Vicente Duque, hoy preso, quien dejó a la fantástica inmersa en una situación increíblemente vergonzosa, con un alcalde a medias, sumado a la situación del consejo distrital que sólo está sesionando con ocho de sus 19 concejales por encontrarse unos inhabilitados para ejercer sus funciones y otros presos por cursar procesos en su contra.
Por todo lo anterior, es lamentable que una ciudad tan importante, que abre las puertas de nuestro país a miles de turistas y que necesita de todo el esfuerzo y entrega de un Alcalde digno, preparado y consiente de su cargo, tenga que seguir aguantando tanta dejadez e irresponsabilidad.
Por eso, la ciudadanía cartagenera no puede seguir eligiendo a quienes al poco tiempo de su elección van a ser destituidos. No más, a las caídas de edificios y construcciones que se levantaban sin contar con licencia siendo una clara muestra del desgobierno. La ciudad heroica, que es patrimonio de la humanidad, no puede continuar en estas condiciones. Es indispensable que se elija una persona que tenga compromiso de servicio y que además tenga una agenda clara y realista que sea viable y se lleve a cabo sin corrupción y defendiendo intereses particulares.
En Cartagena hay dos ciudades: la turística, conocida como el corralito de piedra, Bocagrande, Castillo Grande, Manga, Crespo, el desarrollo hacia Morros, los nuevos proyectos urbanísticos y la que se ahoga en pobreza y necesidades, que tiene cara de bomba social y en la que hay que trabajar sin demora y con determinación.
El Gobierno nacional también debe ser consiente que Cartagena no puede ser solo la ciudad de vacaciones y convenciones y que necesita la ayuda de la Nación debido a que es una de las ventanas o banderas de nuestro país en el exterior por su vocación turística y de negocios, portuaria e industrial .
Un caso que hay que solucionar de manera integral entre el Distrito y la Nación, por su alto costo en la solución es el tema del alcantarillado de la ciudad debido a que cuando las lluvias caen sobre La Heroica sus calles se vuelven canales donde en oportunidades las personas sacan pequeñas canoas para transitar sus vías, en especial en el centro , Bocagrande y Castillogrande, pero que a diferencia de Venecia en Europa, al poco tiempo los malos olores terminan enrareciendo el ambiente haciéndolo por horas insoportables y desentonando con la hermosura del lugar.
Llego la hora que los cartageneros se pongan la camiseta de su ciudad.