El 12 de marzo el Gobierno declara la emergencia sanitaria por causa del coronavirus Covid-19 en toda Colombia y entonces los recién elegidos a las alcaldías y corporaciones públicas se ven no sólo presionados por ejecutar y acompañar las urgentes medidas hacia la salud, la vida y la integridad en las ciudades, sino también cómo hacer para el debate y la aprobación de los Planes de Desarrollo para los próximos cuatro años.
Más que por motivos de una emergencia sanitaria como la pandemia del Covid-19, a la altura que nadie en el mundo llegó a pensar que sucediera, la ley de organización y funcionamiento de los municipios en el año 94 si preveía que por razones de perturbación del orden público las corporaciones públicas autorizaran a sus miembros realizar reuniones de manera no presencial de manera que pudieran deliberar y decidir por medio idóneos, tales como la videoconferencia.
La verdad es que las llamadas grupales y reuniones virtuales se han convertido en el medio de preferencia durante la cuarentena de este emergencia, no sólo como herramienta de contacto social, entre familiares y amigos, sino también una opción para la educación, el arte y la música como para la transmisión de interesantes conferencias y de manera muy importante para la toma de decisiones de órganos colegiados, tanto del sector público como privado.
Por la experiencia vivida son reuniones muy efectivas, no obstante les falte ese ingrediente de la espontaneidad en las respuestas y el contacto social. La toma de turno y el hecho de no poder dejar abiertos los micrófonos, erradica los debates asociados a hablar todos al mismo tiempo. También la exposición de la información suele ser más exacta y ordenada. Sin contar con el principal ingrediente que es la maximización del tiempo, el ahorro en las horas de desplazamiento y la satisfacción de no llegar después de un trancón.
En el caso del Concejo de Bogotá sus sesiones, incluso la transmisión en vivo de las posiciones y análisis del Plan de Desarrollo Distrital ha sido un ejemplo de dedicación, respeto y en especial un marco, para no volver a atrás, de cara a la ciudadanía.
Con la desescalada del confinamiento en la transición hacia la llamada nueva normalidad se está ya pidiendo el reinicio de reuniones presenciales. No obstante, las razones que llevaron a la optimización de las ayudas virtuales sigue vigente: es necesario velar por la salud e integridad de las personas pues la pandemia no ha terminado y es de esperar que se construya ahora sobre los cambios tecnológicos que deja la atención de esta epidemia con sus experiencias multiplicables.
Todavía es prudente evitar el desplazamiento de muchos trabajadores, aún del sector público, que pueden aprovechar herramientas del trabajo en casa o del teletrabajo. El ejemplo parte de las mismas autoridades. La preocupación por consolidar modus vivendi y entornos saludables vino para quedarse. Los debates de control político y debates de alto tono y de decisiones trascendentales también pueden realizarse a través de la pantalla.
* Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI