DIEGO ARANGO | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Octubre de 2013

SENTIR GENERAL

Peligros del proceso de paz

Como colombiano me sumo al anhelo de todos mis compatriotas en lograr de Colombia un país en paz, que salga adelante para beneficio de todos. Un país sin violencia, sin corrupción, sin muertes, un país en donde todos podamos vivir bajo el mismo techo y con condiciones de igualdad. Con educación, trabajo y salud. Pareciera una utopía este clamor, pero no, es una realidad en el sentimiento de los colombianos, que podamos salir a la calle sin temor a ser atracados o a perder la vida en manos de ladrones criminales o secuestradores. Que podamos dejar la casa sin que esta sea saqueada en la ausencia, o estacionar el vehículo sin que este sea hurtado. Nuestra protección y la de nuestros hijos es lo único que pedimos.

Pero vemos cómo cada día el país se opaca más y más. La debilidad de la justicia, la impotencia de las autoridades, la indolencia de la política y la abnegación de la gente  nos están llevando a salir de esa condición desesperada o quizás otra peor, que puede ser el camino que está tomando el proceso de paz con las Farc. Esta gente no tiene ninguna sana intención de hacer la paz, sólo les interesa institucionalizarse por medio de acuerdos políticos y jurídicos que los blinden de su pasado criminal. Pero eso sólo podría ser una parte del proceso, pues la otra es irse apoderando de las instituciones públicas por medio de los mecanismos electorales, ya que ellos poseen la capacidad de intimidación a la población, especialmente en los sectores rurales. Así podrían colocar concejos, alcaldías y gobernaciones para apoderarse de los presupuestos y el control de gobierno. Grandes ciudades como Bogotá ya la tienen, sabido es que el alcalde actual es un exguerrillero que conserva su sentimiento y acción. En nivel nacional es muy probable que la izquierda unida y ayudada por sectores de la derecha como el mismo Gobierno y la última alianza entre los verdes y progresistas, en cabeza de otro exguerrillero institucionalizado que pueda acceder al poder.

Este sentir no es solamente mío, analistas nacionales e internacionales están hablando insistentemente del enorme peligro que pueda traer ese proceso de paz si se firma con impunidad, otorgándoles curules especiales en el Congreso sin necesidad de ir a las urnas, sin reparación a las víctimas, sin entrega plena de armas, sin el compromiso real de no continuar con el narcotráfico y lo peor, sin pagar un solo día de cárcel por los terribles daños al país y las innumerables muertes que causaron. Entonces qué paz sería esa, ninguna, sólo una entrega sin retorno para pasar a ser un país como Venezuela en el caos. Es de pensarlo bien porque estamos en el filo de la navaja.

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