Diego Arango* | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Marzo de 2015

UNA INSTITUCIÓN RESPETADA

La verdad de la Iglesia Católica

Recientemente  un programa de opinión llamado Séptimo Día, de Caracol Televisión, emitió un programa en el que decía haber realizado una investigación respecto al problema de la Iglesia Católica en relación con sacerdotes pederastas y de presencia de homosexualidad al interior del clero. Dicho programa más allá de sacar un documento periodístico serio y objetivo, se enfocó en una situación que le duele a la Iglesia y a los católicos, pues cierto es que esos fenómenos se presentan en esa institución como en muchas otras. La Iglesia Católica cuenta con 415 mil sacerdotes consagrados, fieles y respetuosos de sus  votos, cumplidores de su deber, muchos de ellos que han ofrendado sus vidas al servicio de Dios y de la humanidad. En cualquier rincón del planeta, en cualquier continente, país, ciudad, pueblo, vereda, en los sitios más aislados del mundo, existe un curita ayudando a la gente, suministrando los sacramentos, asistiendo a los enfermos, a los moribundos, a los más pobres y necesitados, confesando a los que piden la reconciliación, celebrando la santa eucaristía y dispuestos las 24 horas del día a servir a la comunidad.

La inmensa mayoría de estos padres son célibes, pobres y obedientes. No poseen nada más que su inmenso amor a Cristo y a la gente, siguiendo el legado que les dejó el Señor. Entonces por qué un programa amarillista, con la intención de cautivar el morbo natural con propósitos de lucro, se ensaña en estos errores humanos para desprestigiar a la más respetada de las instituciones religiosas del mundo. Homosexualidad existe en todas partes, abuso de menores hasta en las mejores familias. Grandes personajes de la historia y del mundo actual son o han sido homosexuales, abusadores de menores y pervertidos. En el Ejército, la Policía, en el poder político y judicial, en los maestros, en todas las religiones y, en fin, existen casos de homosexualidad y escándalos, pero no podemos juzgar a esas instituciones ni desprestigiarlas por el error de unos pocos. Entonces por qué arremeter contra la Iglesia de esa vil manera, pues programas como esos afectan la fe y credibilidad de una institución que tanto bien hace a la humanidad.

Qué autoridad moral pueden tener esos periodistas cuyos gustos y preferencias deberían examinarlos ellos. Más aún cuando esas iniciativas van sumadas a un interés económico. Es cierto que algunos religiosos han faltado a sus votos, es cierto que de la debilidad humana es difícil escapar, pero también es cierto que mientras miles de sacerdotes cumplen su ministerio en amor a Cristo, la religión y la humanidad, hay unos cuantos que fallan, pero no es la generalidad. La Iglesia cumple con su postulado. Por qué esos programas no hablan de aquellos curas mártires, de quienes tienen obras sociales, de sacerdotes educadores y rehabilitadores, de los que atienden enfermos en los hospitales y oran por las familias. Por qué tienen que sacar lo malo. Ahí está la perversa intención. La verdad de la Iglesia es que cumple con su misión pastoral, con suministrar los sacramentos, con ayudar a los necesitados y servir a Dios y a la humanidad.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional