¿Dónde está la Policía? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Octubre de 2018

En los últimos días se ha venido presentando, en las distintas ciudades y territorios de la Nación, una serie de actos de inseguridad que tienen muy preocupada a la ciudadanía y a las autoridades.
En la ciudad de Medellín, en el Departamento del Magdalena, en el Departamento del Norte de Santander, al igual que otras entidades territoriales, se han denunciado desapariciones de menores de edad que tras salir de sus casos y en otros casos utilizar vehículos de servicio público han desaparecido. Esto crea una verdadera incertidumbre respecto de la razón de los hechos sucedidos y la desesperación de sus padres, amigos, familiares y en general de la opinión pública.
Pero no solamente es en estos lugares donde estos hechos se presentan. Para no ir muy lejos, en la ciudad de Bogotá, donde hasta hace algún tiempo el robo de carros ya no era frecuente, hoy en día el número se ha incrementado y ya es muy grande. Los atracos callejeros, el robo de celulares, así como los robos a residencias, son el centro de las conversaciones entre la ciudadanía. ¿Y qué decir de aquellos casos donde estos hechos terminan en heridos o pérdida de la vida de las víctimas? 
En el campo y los municipios aledaños a la capital, la inseguridad y los robos son diarios y está haciendo que incluso algunos finqueros ya no se queden en sus propiedades por temor a que les suceda algo. La gran pregunta es, ¿qué está sucediendo con la Policía Nacional? ¿Por qué mientras los atracos y robos aumentan, los agentes de tránsito se han vuelto intransigentes e irrespetuosos, abusando de su autoridad y atropellando a la ciudadanía?
En días pasados vi como un automotor en medio de un trancón, a los que ya debemos estar acostumbrados en la movilidad de la ciudad y sus alrededores, solicitaba información a un agente del tránsito y éste, sin siquiera escuchar la pregunta, de inmediato le decía al conductor que estaba cometiendo obstrucción a la autoridad, cuando el tráfico estaba parado y lo único que se pedía era una respuesta a una consulta. Esto hace pensar que la dirección del tránsito no les da a sus agentes las instrucciones de comportamiento debido y se abusa con grosería de la autoridad, sin comprender que ésta también exige un comportamiento respetuoso.
Al preguntarse uno qué es lo que está pasando, se llega a la conclusión del mal que les ha hecho a los agentes de la autoridad aquellos casos de los personajes que ante cualquier dificultad van diciendo que si no saben quiénes son. Esta actitud de algunos ciudadanos debe ser sancionada por las autoridades y la opinión pública, pero no autoriza a la autoridad a asumir facultades que no les han sido otorgadas.
Por eso, los directivos de la Policía tienen que estar atentos a estos casos pues, de lo contrario, en lugar de conseguir aliados terminarán consiguiendo construir desconfianza hacia una de las instituciones que más ha servido al país, aunque esté pasando por una de sus peores crisis de acción y de imagen.