Educación virtual no se puede perpetuar | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Febrero de 2021

El debate por el regreso presencial a clases está al rojo vivo. Los padres están entre la espada y la pared: entre el miedo por los contagios y la necesidad de que los niños y niñas vuelvan a tener interacción social. ¿Qué pasará con la virtualidad?

La tecnología, la conectividad y, nadie lo dice, pero las ganas y el esfuerzo de los niños y niñas permitieron que el año escolar no se perdiera en 2020. La humanidad logró un hito muy grande. El hecho que pudiéramos seguir trabajando, estudiando o produciendo en medio de una pandemia fue algo gigantesco que vamos a valorar mucho más en los próximos años. Vale preguntarse, ¿en 2010 se habría podido lograr algo semejante con la tecnología y la conectividad disponibles para la época?

Pero la historia de 2020 es una y la de 2021 es otra. La educación en línea fue un recurso de emergencia, que insisto salvó el año escolar, pero de ninguna manera se puede convertir en el ‘así para siempre’. Por estos días se está gestando un debate sobre la necesidad de que los niños regresen a las aulas y son muchas las voces que quieren empujar a los más jóvenes a la completa virtualidad.

Y no. Eso no se puede permitir. Por dos razones fundamentales: la famosa brecha digital y, más importante, por las necesidades sociales y afectivas de los niños y niñas. Vamos por el primer punto: si algo quedó demostrado en 2020 es que no todos los estudiantes tienen los mismos recursos para acceder a la educación no presencial.

Nos cansamos de leer casos de estudiantes que no tienen computador o internet para seguir sus clases. Según el registro de matrícula Simat, 102.880 estudiantes se retiraron de sus procesos escolares a corte de noviembre de 2020.  Esto equivale a un 1.1 por ciento del total de los alumnos. La cifra habla por sí sola. Cada estudiante que se retira por no tener los recursos tecnológicos para seguir con su proceso debe ser una daga para todo el sistema escolar.

Ahora el segundo punto. El más importante. La virtualidad está quitando vida a los niños y niñas. El colegio no es solamente aprender sobre matemáticas o español. El colegio es el primer espacio de interacción social que tienen los niños y niñas. El colegio son experiencias nuevas. El colegio son amigos. Pero más importante, el colegio son recuerdos, son memorias que forman a los individuos como seres sociales. Y eso nunca podrá ser remplazado por la tecnología.

En Bogotá, decenas de maestros salieron a protestar contra la Administración Distrital por el regreso a las clases presenciales. Todo bajo la sombrilla del covid. No se puede cuestionar los miedos de los docentes. Pero si debe abrirse un espacio para el debate: ¿cuándo será que los profesores se pongan en los zapatos de los estudiantes y piensen en lo que puede significar para la vida social de los niños y niñas la perpetuación de las clases virtuales?

Williamrincon14@gmail.com