El arte de la política | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Octubre de 2016

La política es un arte y como tal es la facultad o disposición del hombre que valiéndose de la imaginación  imita o expresa lo material o inmaterial copiando o fantaseando. También puede decirse o entenderse que es la manera de representar la realidad estéticamente. ¿Será por eso que los entendidos dicen que la política es un arte? Es decir que quienes ejercen esta disciplina deben interpretar a su manera los fenómenos que deben interpretar. Es precisamente el talento de los artistas: será por eso que su representación poco se asemeja a la realidad.

Los políticos suelen ver a su manera los acontecimientos que son la materia prima de sus actividades. Si se revisa la obra de  pintores, escultores, escritores, poetas, etc. a  través del tiempo, fácilmente se puede encontrar como cambian de inspiración o como los mismos acontecimientos les hacen ver las cosas en forma diferente. Por eso es que se califica la inspiración como una actividad eminentemente dinámica, como es la política ejercida por sus profesionales.  Los mismos acontecimientos les generan reacciones e inspiraciones distintas a diferentes personas de lo que se ve a diario; eso le sucede también a quien  un acontecimiento le genera una determinada reacción pero pasados los años y las circunstancias es posible y suele suceder que le generen ideas distintas a las primeras. Eso desde luego no  extraña.

El Frente Nacional es analizado por las mismas personas en forma diferente; algunas lo consideraron una manera de salvar al país de controversias entre liberales y conservadores después de la salida del General Rojas Pinilla y del período de la Junta Militar. Quienes impulsaron esta organización gubernamental le achacan en buena parte el malestar por los diez y seis años durante los cuales el poder, constitucionalmente, estuvo en manos de los dos partidos. Se pretendió acabar con las confrontaciones de origen partidista tal como se venían conociendo. El país siguió marchando y liberales y conservadores hicieron las paces.

Se desató una oposición armada nueva para nuestras costumbres, a pesar de que el proceso de consolidación de la nacionalidad a partir del 7 de agosto de 1819, no estuvo exento de confrontaciones que tuvieron mucho que ver con la conformación de la nación. La Constitución de 1886 cambió el esquema nacional. No fue óbice para la guerra de Mil Días. La guerrilla que nos mantuvo tristes a todos los colombianos de bien fue objeto de preocupación de todos los gobiernos que tuvieron que sufrirla. Que han realzado sus mejores esfuerzos por resolver este problema que ya lleva cincuenta años desangrándonos.  Uribe avanzó en conversaciones con las Farc en términos que ahora hemos sabido no diferían mucho de lo que Santos pactó en La Habana. Sin embargo, como el arte de la política es dinámico, se puede cambiar de opinión, sin riesgo alguno, Uribe fue el líder del No en el plebiscito que propuso Santos para obtener un afidávit por parte de los colombianos pero la dinámica de la política condujo a Uribe a contradecirse propagando con éxito el No.