FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Agosto de 2011

A bolillazo limpio


“Esta es una violencia ejercida con alevosía y ventaja”


LA  violencia, por principio, venga de donde viniere, debe ser reprimida. Este principio no es absoluto, hay circunstancias que justifican la coacción y especialmente cuando quien la ejerce es el Estado. En estos casos se entiende que se trata de una violencia legítima. Los sistemas constitucionales prohíben los tratos crueles, inhumanos o degradantes y los tratados internacionales de derechos humanos la pena de muerte. No obstante, el Estado se apoya cada día mas en la violencia para sus propósitos y el empleo de la fuerza por parte de las autoridades es frecuente y frecuentemente excesivo. La protesta de los indignados en el Reino Unido tuvo su causa en el abuso de la autoridad policial. En el escenario nacional, durante el gobierno del doctor Uribe, los falsos positivos constituyeron episodios groseros que se cohonestaron con un silencio cómplice y aún se siguen cohonestando.


Por eso, tal vez, es que el episodio protagonizado por el técnico de fútbol, Hernán Darío Gómez, despertó alharaca; la gente está cansada de tanta violencia y mediáticamente se supo manipular el acontecimiento para despertar el sentimiento nacional en contra de “un digno exponente de la rosca paisa”, como lo confiesa Maria Isabel Rueda, cuando pide que se le castigue su alevosía: ser director de la Selección. De contera, las declaraciones de la senadora conservadora Liliana Rendón se interpretan a la ligera y de una proponen para ella la hoguera por atreverse a poner en tela de juicio el veredicto que con manipulación se le arrebató al populacho para reclamar que sin fórmula de juicio se linche y condene a bolillazo limpio al acusado. Esto es violencia de cuello blanco.


Es difícil pedirle a quien se gana la vida a las patadas que tenga la sensibilidad de José Asunción Silva. No hace mucho un jugador pateó en presencia de miles de espectadores a una lechuza mascota del estadio y la afición, motivada por los medios, lo disculpó, comparando el “avicidio” con el arte y rito de la tauromaquia. Cada quien da de lo que tiene.


Incitar al linchamiento físico o moral sin fórmula de juicio y abusar de la tribuna de opinión para imponer criterios es tan agresivo como pegarle a una mujer, y mucho mas censurable si se utiliza para cobrarle al técnico de la Selección no su imperdonable falta, sino los errores que, se dice, ha cometido como director de la Selección Colombia. Manipular los sentimientos del respetable público para fines ocultos y protervos es felonía a las reglas éticas del periodismo. Esta es una violencia ejercida con alevosía y ventaja y por supuesto más peligrosa que cualquiera otra porque apela a instintos primarios del ser humano.


En atinado análisis de lo ocurrido, El Nuevo Siglo observa al respecto: “Muy típico del país que suele ir de un extremo a otro sin puntos intermedios, fruto de una inteligencia emocional bastante epidérmica e irritable”.