Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Julio de 2015

 

“Lenguaje de los hombres encierra un jeroglífico” 

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

La constancia vence 

 

DESPUÉS  de varios intentos los EE.UU. e Irán han logrado un principio de acuerdo  que anuncia  tiempos de paz en el Medio Oriente. La historia del conflicto pérsico tiene muchos siglos. Fue Darío,  560   a. de C, el sucesor de Ciro el Grande, quien rescató a los judíos de la esclavitud sufrida por voluntad de Nabucodonosor  y todavía en Irán viven miles de ellos con todas las garantías y derechos de las gentes de esta nación; no hay discriminación.

No obstante, el acuerdo suscrito en Viena por los Estados  miembros del Consejo de Seguridad, no faltan las protestas lideradas por Israel y Arabia Saudita, entre otros países del golfo, que dudan del tratado. ¿Por qué? Probablemente porque la paz no es siempre rentable. Si Irán ya no tiene que desgastarse económicamente es posible que aumente su producción de petróleo y su capacidad de oferta. ¡Recuérdese que fue la alianza anglo-estadounidense, en la década de los 50, la que implantó la guerra en la región para monopolizar la producción de petróleo!

Ahora surge una nueva estrategia. ¿Qué está ocurriendo en el fondo? Averígüelo Vargas. No es bueno especular sin fundamentos. ¿Desaparecerá el terrorismo?

Está probado, psicoanaliticamente, que no siempre se dice lo que inconscientemente se desea. De ahí que el lenguaje de los hombres encierre un jeroglífico, y con mayor razón si se trata de política. (Daniel A.T) La política es hipócrita. Por eso es  tan difícil desentrañar la verdad de lo que ahora ocurre en Colombia, donde, a partir de hoy, la insurgencia ofrece una tregua unilateral de cese el fuego, oferta que los contradictores del Gobierno no creen seria ni ventajosa.

Lo mismo que sucede en el Medio Oriente. ¿Por qué? Vaya el diablo a saberlo. Acerca del proceso de paz en Colombia se discute que los cabecillas de la guerrilla purguen condenas penales. Los convocados en La Habana exigen justicia social. La justicia social que demanda el proceso, necesariamente, constituye un gravamen a los privilegios económicos de una clase asocial dominante; la penalización a los insurgentes demanda una renuncia a la impunidad de los antisociales. Por eso nadie quiere ceder y los argumentos, para la opinión vulgar, son válidos. De todas maneras ninguna de las partes enfrentadas sufre las consecuencias de su tozudez. Es al pueblo raso a quien corresponde pagarlas y sufrirlas, víctima de su pobreza y de un dominio secular.

El petróleo y el uranio son una bomba que no solamente afecta el medio ambiente sino también la economía y el costo de la canasta familiar. El derrame reciente de crudo en el Pacífico ya se invocó para decretar el alza en el combustible doméstico, a pesar de que el barril sigue a la baja y el dólar hacia arriba. Con todo hay que persistir en el proyecto de paz, alguien tiene que ceder, así sea por un rato. La constancia vence lo que la dicha no alcanza.