La distribución del producto fútbol es la clave de la supervivencia de esta industria. La plata no está en las apuestas digitales. La plata está en los derechos de transmisión.
La última fecha del reciente torneo del fútbol colombiano se jugó el mismo día y a la misma hora. Son esas cosas de este fútbol lleno de partidos y partidos, de torneos con más de 20 fechas y más de 26 partidos en menos de seis meses. Y es que toca. Porque el fútbol es de domingo a domingo. Casi que a toda hora debemos tener un disponible un partido en vivo.
El caso es que esta emocionante jornada (dolorosa para este servidor, que también tiene su corazón albirrojo) debió ser un buen banco de pruebas para los dueños del fútbol profesional colombiano. ¿Por qué? Porque por primera vez, los 10 partidos se jugaron de forma simultanea -como en los buenos viejos tiempos- y se transmitieron por diferentes plataformas, excepto por televisión abierta.
Los encuentros se pudieron ver por canales, por canales de operadores, por servicios de streaming y por YouTube. Todo en vivo. Todo desde digital. Un gran avance para el fútbol colombiano y sobre todo una gran oportunidad para medir el alcance que tiene esta industria en un país que no es tan futbolero.
Quiero pensar que hay un equipo en la Dimayor analizando con Big Data algunas variables. ¿Cuál fue la plataforma que más audiencia congregó? Una pregunta fundamental por estos días ¿cuánto tiempo permanecieron los usuarios en las plataformas de streaming, como para determinar los tiempos de uso? Ese es un dato fundamental en tiempos de economía de la atención.
El modelo de transmisión de partidos en vivo que tiene Colombia es bastante tradicional. De hecho, es copiado de lo que pasa en Argentina. Un canal premium tiene todos los derechos y transmite un partido a la vez cada jornada, también en una plataforma OTT. Casi siempre ha sido así. Pero la explosión de plataformas como Facebook o YouTube no puede seguir siendo un territorio inexplorado.
El otro tema que resulta increíble es la distribución de la plata entre los equipos por cuenta de los derechos de transmisión. En proporción, un equipo que puede tener un promedio de 100.000 usuarios viendo su partido gana lo mismo que un equipo que no logra llegar a los 1.500 usuarios viendo el partido en vivo. Un fenómeno inexplicable en pleno 2023. Un fenómeno que atenta contra la calidad del producto y contra la competitividad del torneo.
Sólo quedan dos preguntas. ¿Por qué los dueños de los equipos en Colombia se niegan a sacarle todo el potencial que tiene su producto? ¿Por qué no apuestan más duro por el streaming o por las transmisiones internacionales? Como dicen en el argot militar: ‘están joches’ y están perdiendo plata.