Independientemente de que prospere la tregua entre Israel y Hamás, una operación hebrea a gran escala en el Líbano parece inminente.
Desde allí, Hezbolá, como agrupación gemela de Hamás, ha atacado incesantemente a Israel desde el golpe del 7 de octubre.
Por tal razón, el derecho a la legítima defensa tiende a ampliarse. Y penetrar al Líbano resulta decisivo para debilitar a ese "Eje de la Resistencia” patrocinado por Irán.
En otras palabras, esta podría ser la única forma de garantizar el respeto de la franja de seguridad que se acordó mediante la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, cuando cesó el último macro enfrentamiento entre los dos países, Líbano e Israel, por allá en el 2006.
Por supuesto, esta operación sobre Hezbolá se iniciaría de manera más holgada si la mencionada tregua de dos meses con Hamás entrara en vigor y los rehenes fuesen liberados.
De tal modo, cuando Israel retome las acciones defensivas en Gaza cuando termine la tregua, la iniciativa en el Líbano ya estará suficientemente estabilizada como para avanzar con alta contundencia en los dos frentes.
Entre tanto, será necesario neutralizar a los hutíes que, desde Yemen, completan el “triángulo propersa” en el área.
Pero de esta tarea se están ocupando directamente los aliados occidentales de Jerusalén liderados por Washington y Londres.
De igual manera, será necesario contener la capacidad ofensivas de las milicias subsidiarias de Irán en Siria e Irak cuyo propósito es intimidar ( una vez más ) a Biden para que se retire del área por simple y llana lasitud.
Pero, allí también, de esta labor se están encargando los EEUU, propinando golpes tan certeros como cautelosos.
Así las cosas, las Fuerzas de Defensa israelíes podrán continuar con sus avances, gozando de un margen de maniobra cada vez más amplio, hasta que consigan borrar los túneles y las fortalezas encubiertas de Hamás, o la Yihad Islámica.
Así las cosas, los países árabes que son antiiraníes y, por tanto, coincidentes con Israel y EEUU ( v.g. Egipto, Jordania, Bahrein, o Arabia Saudí ) podrán generar para la Franja un esquema de gobernabilidad compartido, confiable y desarmado que consolide la estabilidad israelo-palestino en particular, y la árabe-israelí en general.
Hasta que llegue el momento definitivo de encarar a Irán como el verdadero generador del estado de alteración sistémica en la región (incluyendo los ataques directos contra soldados norteamericanos).
Y aunque, en paralelo, este propósito tenga su propia dinámica progresiva, paralizar a Teherán requerirá de un algoritmo sui generis que, por lo pronto, exige un refinamiento tan paciente como prudente al momento de avanzar en el Líbano.
De tal forma, la Operación “Espadas de Hierro” que se inició como una respuesta a los atentados del 7 de octubre, irá adquiriendo proporciones singulares, abarcadoras y absolutamente determinantes.
vicentetorrijos.com