Gobierno alemán de Scholz, ¿con los días contados? | El Nuevo Siglo
EL CANCILLER alemán Olaf Scholz planeaba mantener su coalición hasta las legislativas de septiembre. Pero las disputas políticas sobre la economía y la inmigración minaron desde hace semanas su equipo de gobierno. /Archivo AFP
Jueves, 7 de Noviembre de 2024
Redacción internacional con Europa Press

SU plan es llegar al 15 de enero cuando pedirá al Parlamento un voto de confianza, pero tras la ruptura de la coalición con la que gobierna desde hace tres años será una misión imposible para el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, cumplir esa meta.

Fragilizada desde meses atrás por desavenencias con sus socios gobernantes -los liberales del DFP y los Verdes- especialmente en el manejo de la economía y puntualmente por el presupuesto de 2025 que debe cerrarse este mes, la destitución del ministro de finanzas y líder de la formación liberal, Christian Lindner, hizo saltar esa coalición por los aires y avivó la petición de anticipar elecciones que desde hace semanas hace tanto la oposición conservadora como la izquierda.

El fin de la colación gubernamental se explica por las profundas diferencias entre los socialdemócratas, partidarios de reactivar la economía a través del gasto, y los liberales, que abogaban por los recortes, así como por una estricta disciplina presupuestaria.

El divorcio entre Scholz y Lindner se consumó en la tarde del miércoles luego de que el jefe de gobierno acusara al ministro de "traicionar a menudo su confianza" y comportamiento "egoísta", a lo que respondió endilgándole la responsabilidad de haber arrastrado al país "a una fase de incertidumbre" con esta "ruptura calculada de la coalición".

Y aunque Scholz está decidido a mantenerse en el poder al frente de un gobierno minoritario hasta que se surta el voto de confianza, mecanismo contemplado en la Ley Fundamental (Constitución) y al que en la historia de esa República solo han acudido cuatro cancilleres (los también socialdemócratas Willi Brandt en 1972, Helmut Schmit en 1982, Gerhard Schroder en 2001 y 2005 y el conservador Helmuth Kohl en 1982), no le sería posible ya que ante la debilidad de su actual mandato, tanto la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como la formación de extrema derecha AfD y los partidos de izquierda BSW y FDP instan a convocar ya elecciones legislativas, a los que se han sumado varios ministros del partido Verde.

En aras de la tranquilidad nacional, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, apeló a "la razón y la responsabilidad" de todos los actores políticos ante el escenario de incertidumbre que se registra en la primera economía europea, inmersa en una grave crisis industrial.

"No es el momento de tácticas y escaramuzas", dijo Steinmeier ayer en una comparecencia pública en la que aludió también a los desafíos derivados de la elección presidencial en Estados Unidos.

No obstante, Steinmeier, socialdemócrata como Scholz, destacó la fortaleza de la democracia en Alemania e intentó minimizar la crisis política. "El fin de una coalición no es el fin del mundo. Es una crisis política que debemos y vamos a dejar atrás", sostuvo.

El presidente recordó la Ley Fundamental, la Constitución, le faculta para tomar decisiones sobre la continuidad de la legislatura y que está "dispuesto" a disolver el Parlamento si así se requiere.

"Nuestro país necesita mayorías estables y un Gobierno capaz de actuar. Ese será mi criterio", dijo evitando referirse a los posibles escenarios.

La crisis política llevó al canciller Scholz a canceló su viaje a la conferencia climática COP29 en Bakú, donde iba a pronunciar un discurso y participar en varios eventos sobre el clima.

Así se concentra tanto en ajustar su gabinete tras la salida de los liberales (con excepción del ministro de Transporte, Volker Wissing, quien optó por abandonar su partido para seguir en el cargo), así como en lograr un entendimiento con la oposición conservadora.

"No me alejo de sus valores básicos y no quiero afiliarme a otro (partido). Quiero seguir siendo fiel a mí mismo", dijo el ministro, pese a que sus secretarios de Estado sí han confirmado en cadena sus respectivas dimisiones.

A la espera de una inevitable anticipación de elecciones (bien sea en próximas semanas o el 15 de enero donde no lograría el voto de confianza), Scholz designó como titular de Finanzas a uno de sus asesores, experto en temas económicos: Jörg Kukies (56 años).

 “Probarse ya”

De igual forma tendió la mano al conservador Friedrich Merz, en busca de pactar políticas relativas a temas económicos o de Defensa, pero el líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) descartó cualquier diálogo hasta que tenga lugar la moción de confianza en el Parlamento (Bundestag), la que dijo debería ser este mes y no enero como tiene previsto el canciller socialdemócrata.

"No hay ninguna razón para que la votación sea en enero", indicó Merz tras reunirse con el canciller. Insistió que si los diputados no avalan al actual Ejecutivo, deberían celebrarse elecciones anticipadas, algo que la CDU ya venía tiempo reclamando.

"No podemos permitirnos un Gobierno que no tenga mayoría durante varios meses y que luego haya una campaña electoral de varios meses más", expresó el líder conservador, en un llamado a agilizar plazos que expondrá al presidente alemán.

Scholz no dio muestras de querer adelantar la votación e incluso repitió que quiere que sea "a principios del próximo año" y admitió que "los ciudadanos tendrán pronto de nuevo la posibilidad de decidir cómo siguen las cosas".

El Partido Social Demócrata de Scholz tiene ahora como único socio de coalición a Los Verdes, cuyo líder, Robert Habeck, apeló a la confianza ciudadana. "No dudéis de la fuerza de este país. Hemos superado retos completamente diferentes", sostuvo en un comunicado oficial.

En el mismo instó a "no dudar de la democracia", pese a que admitió que las discrepancias en el seno de la coalición -"un gobierno impopular" como él mismo ha reconocido- puede haber lastrado la confianza general en las autoridades y en la política.

Para el ministro de Economía y Clima, el ecologista Robert Habeck, no hay dudas: su partido defenderá la necesidad de "elecciones anticipadas".

Alemania tenía ya en el horizonte la celebración de elecciones parlamentarias, aunque el calendario formal establece que debían tener lugar en septiembre de 2025. De fracasar la votación planteada por Scholz para el 15 de enero, se adelantarían en principio de marzo, con la CDU y su socio bávaro (CSU) como claros favoritos.

Merz, en cambio, ha afirmado que con un adelanto de la cuestión de confianza sería posible incluso que los alemanes acudiesen a votar en la segunda mitad de enero.

La sombra de Trump

La salida de los liberales deja al gobierno sin mayoría parlamentaria, aunque Scholz confía en poder resistir unos meses para sacar adelante algunas leyes "que no pueden ser aplazadas".

Entre ellas citó un aumento de los ingresos para los asalariados desde enero, la implementación de las nuevas reglas de asilo de la UE y medidas inmediatas de apoyo a la industria alemana.

Otro asunto son los presupuestos federales de 2025, que difícilmente podrán ser aprobados sin mayoría, lo que obligaría a gestionarlos provisionalmente a partir de enero.

El dirigente socialdemócrata confiaba que la elección de Donald Trump en Estados Unidos, con su política proteccionista y sus habituales confrontaciones diplomáticas, llevaría a la coalición a juntar filas.

Pero ocurrió lo contrario porque los liberales del FDP consideraron que las presidenciales estadounidenses hacen más urgente un cambio de rumbo económico en Alemania.

Los sondeos apuntan que, en caso de elecciones, la oposición conservadora ganaría con más del 30% de votos y que su líder, Friedrich Merz, sería el favorito para asumir el gobierno.

Pero tendría dificultades para formar una mayoría en el Bundestag donde, también según los sondeos, la extrema derecha de Alternativa para Alemania ocuparía la segunda bancada.