Henry Bradford Sicard | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Marzo de 2015

MOLDEANDO CIUDADANOS DEL MAÑANA

Educación en valores

La  educación es uno de los factores más influyentes en el avance y progreso de las personas; es necesaria para alcanzar altos niveles de bienestar social y de crecimiento económico, para nivelar las desigualdades, propiciar la movilidad geográfica y el acceso a mejores niveles de empleo, para elevar las condiciones culturales de la población, ampliar las oportunidades de los jóvenes e impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación.

Las sociedades que más han avanzado en lo económico y en lo social son las que han logrado cimentar su progreso en el conocimiento, tanto en el que se transmite mediante la escolarización, como en aquél que se genera a través de la investigación. De la educación, la innovación tecnológica y el desarrollo investigativo dependen, cada vez más, la productividad y la competitividad económica, así como buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones.

Además de proveer conocimientos y herramientas, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. Considero que la formación en valores es un tema prioritario, una exigencia de la sociedad, en la que las instituciones educativas desempeñan un rol fundamental pues están moldeando los ciudadanos del mañana, los que manejarán el futuro de nuestro país.

Situaciones como la que se presentó la semana pasada en Bogotá, con la participación de un ciudadano “privilegiado”, que ha tenido la oportunidad de tener un alto nivel educativo y que por ello cree tener el permiso social y el poder suficiente para irrespetar a la autoridad, amenazando y alardeando incluso, ser pariente de un reconocido político, son totalmente inaceptables. No es la primera ni última vez que algo así ocurre; en este tipo de circunstancias también hemos visto a cantantes, deportistas y políticos, entre otros.

¿Qué está pasando, que pareciera que estamos formando jóvenes que se creen merecidos, en vez de agradecidos? En dónde estamos fallando, para que el “rico”, en vez de sentirse afortunado, privilegiado y a su vez, lleno de responsabilidades hacia los menos afortunados, se crea con el derecho de pasar por encima de la norma, como si por el hecho de tener beneficios económicos, pudiera estar por fuera de la ley? ¿Por qué no hemos sido capaces de enseñarle que sus privilegios van amarrados a una gran responsabilidad ante la sociedad y no a un montón de derechos que pretende tener adquiridos? ¿Cómo podemos los educadores jugar un papel realmente trascendental en ese sentido?

Considero una iniciativa muy interesante y valiosa, la que se va a llevar a cabo, por parte de los rectores de los colegios más prestigiosos de Bogotá, en compañía de la Ministra de Educación, de ir al Chocó a compartir sus experiencias con docentes de la zona, capacitarlos, hacer talleres, compartir experiencias... qué bueno sería que acciones como esta se extrapolaran a los estudiantes y que realmente en los colegios y universidades graduáramos a jóvenes entregados al servicio a los demás, conscientes de las oportunidades que tienen en la vida, de las responsabilidades con sus semejantes y con fuertes principios éticos.