La última encuesta no lo favorece. A diferencia de los alcaldes de otras ciudades, la gente lo califica muy mal. El 73% cree que las cosas en Bogotá van mal.
Yo, personalmente, creo que usted hace una buena alcaldía y que muchos proyectos y obras solamente serán apreciados en el futuro. Pero tengo que admitir que hay muchas cosas que fastidian a la ciudadanía. Usted, tercamente, se oye a sí mismo y a sus asesores. Pero no a la gente.
Y voy con algunos ejemplos. La semana pasada se hicieron públicos los prepliegos para la licitación de la troncal de Transmilenio por la carrera séptima, que se adjudicará en febrero y tardará cinco años en construirse. Usted sabe perfectamente que los bogotanos no queremos que se afecte la avenida emblemática de la ciudad con un monstruo espantoso, como el de la avenida Caracas. Peor aún, porque en la séptima no hay espacio suficiente y habrá que arrasar, por ejemplo, con la muralla y las almenas del museo del Chicó y llevarse de calle la arborización, para no mencionar la contaminación, que la habrá aunque usted opine lo contrario. Un tranvía sería una solución más cómoda porque no requiere sobrepaso y no contamina. Pero no, usted ni siquiera lo considera.
También se dijo la semana pasada que usted se opone al tren de cercanías de Facatativá para acá que proponen el gobernador y los alcaldes. Un tren ligero pero rápido que permite utilizar la vía, aunque no los rieles, del viejo tren de Girardot, y llegar hasta la Estación de la Sabana. Y más adelante, quizá, extenderlo por la línea de Nemocón, ayudando a millones de personas. Yo lo oí en la televisión dando los argumentos en contra. Uno que obstruye el paso de carros de un lado al otro de la carrilera, otro que se va a llenar de basura porque hay que aislar la ruta. Eso no resiste el menor análisis: los sistemas de paso están estudiados en el mundo entero y la actual carrilera, que no tiene protección, no está llena de basura. Quizá usted quiere utilizar la zona para meter otro TransMilenio.
También usted enfrenta a la comunidad con el tema de los árboles y de los parques convertidos en horribles zonas duras. El caso de los árboles de la carrera novena es emblemático y se han tumbado porque no son nativos (a propósito, ¿dónde están los nativos?), o porque afectan el paisaje. Así fue Mockus: tumbó miles de árboles en el parque Simón Bolívar y después miles de urapanes dizque porque estaban enfermos. Los pocos que sobrevivieron están vivitos y coleando. En la quebrada La Vieja tumbaron hace unos años unos eucaliptus y prometieron reemplazarlos por árboles nativos. Nunca aparecieron.
Usted heredó de Petro la ciudad de “huecotá” con miles de problemas y hay que reconocer que ha resuelto algunos. Pero mercados persas como el que había en la Avenida de Chile, hay en Chapinero con carrera 13 y ensucian y ocupan los andenes. Los huecos, que al principio de su administración creímos que iban a desaparecer, siguen tan campantes. Y, por supuesto, don Trancón Bocarejo, Secretario de la Inmovilidad, no ayuda. Lo que hace es eliminar carriles y llenarlos de policías acostados. Además, propone reducir la velocidad para evitar accidentes de tránsito, como si en Bogotá se pudiera correr como en un autódromo, cuando ni siquiera se llega a 15 km. por hora. Lo demás (semáforos modernos, parqueaderos pagados en las calles, etc.) ni fu ni fa.
Alcalde: oiga a la comunidad y ahórrese dolores de cabeza.