HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL* | El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Septiembre de 2013

Barranquilleros y bogotanos

 

El  ciudadano de Barranquilla sí tiene identidad, pues es de una región con unidad histórica en el pasado, con un presente y comunidad de aspiraciones en el futuro. Además, disfruta de igual clima y de idénticas condiciones telúricas, tiene una misma cadencia en la voz, pertenece a un mismo grupo racial y coincide con unas mismas ideas y sentimientos.

El bogotano es más cerebral que sentimental, reflexivo, todo lo analiza cuidadosamente y cuando se compromete, afronta las situaciones con decisión y firmeza. El bogotano tiene tacto para ser amigo, para no importunar. De ahí esa desconfianza que el bogotano siente ante el personaje que no nació en su suelo y a quien no puede tratar con diminutivos, que acentúan principalmente la relación amistosa.

En Barranquilla, toda posición individual ha sido luchada y trabajada. Es siempre el resultado de un esfuerzo. Tierra de inmigrantes y gentes desprotegidas, sin palancas iniciales, sin conexiones por lo alto, les toca sudar la obtención del pan, del techo y del triunfo. Para multitud de barranquilleros la riqueza es hija de incontables noches sin sueño y días sin comidas. Es notable la voluntad hazañosa de las comunidades árabes, americanas, hebreas, latinas y españolas. No abundan en esa zona las posiciones heredadas o el prestigio de las familias precedentes. El buen nombre, más que producto de los antepasados, es el resultado de la conquista. El barranquillero hace de la vida una carrera de obstáculos. Mira la vida con ojos de propietario

Como Bogotá ha sido la sede privilegiada de la mayor parte de los poderes públicos es por excelencia la ‘patria del funcionarismo’. Cuando un bogotano nace tiene al alcance de la mano la más atractiva oportunidad para vincularse al servicio público. Con frecuencia los cargos más lucrativos y enaltecedores se reservan para bogotanos de familias valiosas o destacadas. En Bogotá se heredan famas, influencias y posiciones sobresalientes. Es una ciudad de hijos, nietos, sobrinos o parientes de presidentes, ministros y altos dignatarios del Estado. Por lo mismo que el bogotano nace con cierta estabilidad es capaz de mudar fácilmente, si nuevas y mayores posibilidades se le presentan. En Bogotá es extraño el arribismo del dinero. El bogotano habla de sus valores morales, sociales y tradicionales. En Barranquilla predomina la economía sobre los valores de la sangre.

No solo Colombia, el mundo entero le debe a Barranquilla -1918- el haber impulsado la aviación comercial. Detrás de una ciudad antorcha siempre se encuentra un río poderoso. Londres -Támesis-, París -Sena-, Babilonia -Eufrates-, El Cairo -Nilo-, Barranquilla -Magdalena-. Barranquilla es puerto fluvial y marítimo. Barranquilla es centro de irradiación industrial, financiera. Ha jalonado con vigor incontenible el progreso en la rica y fuerte zona caribeña. La clase empresarial barranquillera es laboriosa, ambiciosa, innovadora y de indiscutible competitividad. Son de la filosofía ‘diciendo y haciendo’. Dan el impulso.

Bogotá, a pesar de ser la primera ciudad de la Nación, ha sufrido adversidades y pruebas sangrientas y dolorosas con impavidez y dignidad, surgiendo siempre con altivez y estoicismo en medio de la amargura. Como el Ave Fénix ha surgido victoriosa de las cenizas.

*Discurso en la Universidad S. Bolívar en Barranquilla al recibir galardón de la Sociedad Bolivariana.