Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Marzo de 2015

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

El derecho al revés

El   país está poniendo el derecho al revés. El orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad, inspirado en principios de justicia y certeza jurídica no apareció de la noche a la mañana, forma parte de la historia, se ha perfeccionado con el tiempo, está incluido en constituciones y códigos. La Diosa Justicia con la espada, el equilibrio y los ojos vendados ocupa su lugar.   

El término derecho proviene del latín directum,  “lo que está en regla”, y las bases del mismo son las relaciones sociales y es autárquico. Aun cuando el sujeto no esté de acuerdo con el contenido de la norma se permite el legítimo uso de la fuerza para lograr que se cumpla. El juez no crea el derecho, lo aplica y los derechos humanos son derechos humanos incluidos en un ordenamiento jurídico concreto.

Una conquista del derecho es su permanencia y así se cambie de Constitución hay puntos básicos que permanecen. En Colombia aparecen interpretaciones, fallos contradictorios, motivaciones no claras en ellos, enredos en los tribunales. ¡Qué tal el de la Corte Constitucional! E inclusive para  la aplicación de un acuerdo de paz con las Farc, se habla de una justicia de transición, que el perdón permita la no aplicación de penas o su reducción merced al tratamiento especial del delito de rebelión. Esto se refiere también a revisar derechos fundamentales, “la protección de la vida, honra y bienes de los ciudadanos”, lo concerniente a la acción de tutela para que los jueces protejan “los derechos fundamentales cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad de la República”.

Porque no es cierta la afirmación de un penalista referente a que “la ética no tiene relación con el derecho”, por el incremento de la corrupción, por  la ausencia de  de los partidos políticos en  la reforma de la justicia y la despolitización de las elecciones de los magistrados de las altas cortes, por la desconfianza ciudadana sobre investigaciones. Conviene saber hacia dónde vamos. El derecho está al revés. Si miramos con objetividad y serenidad sus principios tutelares podremos enderezarlo, pero ello no será fácil con tantos intereses alrededor, con la urgencia del acuerdo de paz, con las graves acusaciones formuladas contra magistrados.

Conceder una amnistía, por esa paz, anhelo colectivo, es lógico, pero resulta indispensable precisar su marco, las condiciones, hasta donde se aplicará para la comisión de delitos atroces, el campo de la acción de tutela dentro de ella. Eso nos interesa a todos. Darles cumplimiento a la Constitución y a los códigos de manera fraccionada deslegitimaría las instituciones. ¡Ojo con el derecho al revés!