JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 25 de Abril de 2013

A paso lento

 

Al aproximarse el segundo semestre se encuentran en la misma dirección reformas y proyectos de Ley, orientados a rectificar la carta de vuelo del país en economía y política social, con exigencias inaplazables para responder a la ciudadanía.

La Reforma a la Salud tiene prendidas  luces de emergencia. Se ha discutido en foros cerrados y abiertos, entre gremios, asociaciones profesionales del ramo, y usuarios en  algunas regiones. El debate debe llegar a las definiciones. Sobre la propuesta ronda temor a demasiada injerencia estatal en el manejo de dineros públicos, si se tiene en cuenta, los recuerdos que dejó el Seguro Social. Gobierno, Congreso, instituciones de Salud y ciudadanía, están obligados a seleccionar con eficiencia, qué debe quedar y qué debe salir, de la iniciativa oficial. O decidir, de una vez otro rumbo.

A poca distancia asoma la Reforma a la Educación, otro reto en el que no se advierte liderazgo público o privado, para encontrar  una Ley sólida y equilibrada.

Venezuela se atravesó a problemas de Colombia. Según la Organización Internacional de Migraciones,  5 millones de personas están ligadas a la relación colombo-venezolana, tanto en negocios, como en vínculos familiares, entre habitantes de ambos países. En tercer plano quedó diluido el comercio binacional, al agravarse la crisis venezolana. En La Guajira,  Norte de Santander y Arauca hay parálisis en negocios, bajas ventas, contrabando, inseguridad y violencia, Millón y medio de personas en esa zona, dependen de la actividad entre los dos países.

En infraestructura, unas obras se olvidan, y otras, “ahí siguen”. Nadie sabe de la vida del Túnel de La Línea. La ciudadanía confía en que antes de dos años, esté terminada la autopista Bogotá-Girardot y, avanzada, la rectificación de la Bogotá-Villavicencio.

Eso  para no recordar el apoyo de la Nación, ofrecido al Metro de Bogotá, próximo a sepultarse en terrenos de la revocatoria del mandato capitalino.

El premio al proyecto nunca realizado, lo gana, la rehabilitación del rio Magdalena, anunciada desde 1988. Luego siguió la cadena de promesas.       

Gobierno, Congreso y empresa privada están llamados a integrar un eje con resultados y responsabilidades por igual.

Se salva en honor a la verdad, el actual programa de vivienda gratis. Y está por comprobarse, de manera tangible y no solo en cifras, el esfuerzo en favor de 1 millón 700 mil personas en pobreza extrema.

El país va a paso lento, frente a lo prioritario. La parsimonia, ojalá no adormile el Plan de Impulso a Productividad y Empleo, del  que se espera sea verdadero motor y modelo económico.