DESDE QUE comenzó su trayectoria empresarial, Orlando Ávila ha tenido una meta clara: ser el número uno en el país, tanto en el ámbito comercial como en la construcción de un legado duradero. El éxito de este ejecutivo se refleja en el importante crecimiento de Grupo Shalom, la compañía que lidera con visión clara y generando empleo.
En un año pasó de tener 450 empleados a 4.500. Un salto que habla del impacto y la expansión que ha logrado en diversos sectores. Sin embargo, este crecimiento exponencial es solo una muestra de la magnitud de su ambición y del alcance de sus objetivos.
Para el empresario el éxito no se mide solo en cifras. Su enfoque en la felicidad y el bienestar de las personas que lo rodean es fundamental, por eso considera que es crucial que las personas disfruten de lo que hacen, pues solo así se puede alcanzar el verdadero éxito. No ve su trabajo como una obligación, sino como una pasión.
Su estrategia empresarial es clara: diversificación y expansión. Grupo Shalom, que comenzó enfocado en el sector alimenticio, ha incursionado con éxito en áreas como la prestación de servicios de aseo, logística, tecnología y construcción. Con presencia en Colombia y en mercados internacionales como Perú, Panamá, Ecuador y Miami, Ávila sigue abriendo nuevas oportunidades, siempre buscando mantenerse a la vanguardia y adaptándose a las necesidades del mercado.
La visión del empresario es ambiciosa y a largo plazo. Su objetivo es posicionar a Grupo Shalom entre las diez empresas más grandes de Colombia en los próximos diez años. Este plan de expansión incluye no solo el crecimiento de sus negocios actuales, sino también la exploración de nuevos mercados y la creación de unidades de negocio que le permitan seguir avanzando en su camino hacia la cima.
Pero, además de su éxito empresarial, es un hombre comprometido con la responsabilidad social. Desde la entrega de alimentos a fundaciones hasta el apoyo a deportistas talentosos en el país.