Dos días después de que el presidente Joe Biden concediera a Ucrania permiso para atacar objetivos en el interior de Rusia con armas fabricadas por Estados Unidos, Vladimir Putin actualizó este martes la doctrina nuclear en la que, según el mismo presidente, Rusia admite abiertamente la posibilidad de un ataque nuclear.
La nueva doctrina, que actualiza la de hace cuatro años, ha despertado todas las alertas. El hecho de que Moscú deje claro que en caso de ataque contra la Federación Rusa estaría dispuesto a usar armas nucleares, abre un nuevo capítulo en la guerra de Ucrania y demuestra que las grandes potencias, entre ellas Rusia, han quebrado el consenso alrededor del uso de ese potente armamento.
Aunque resulta una extensión de la disuasión nuclear, una forma de protección ante posibles ataques, Rusia escala su nivel de protección avalando el uso de este tipo de armas, limitadas por los tratados internacionales contra el uso de armas nucleares.
Doctrina nuclear
En una llamada telefónica reportada por varios medios internacionales, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que la nueva doctrina permite que “la Federación Rusa se reserva el derecho de usar armas nucleares en caso de agresión con armas convencionales contra ella y la República de Bielorrusia”.
“Es un elemento importante de este documento es que la disuasión nuclear tiene como objetivo garantizar que un adversario potencial comprenda la inevitabilidad de las represalias en caso de agresión contra la Federación Rusa o sus aliados”, dijo Peskov.
Rusia envía un mensaje a Estados Unidos y a Occidente de manera inmediata, luego de haber recibido un ataque con Atacms (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército), armamento norteamericano y entregado en el paquete de ayuda militar a Ucrania.
Según la nueva doctrina nuclear, Rusia podría activar sus armas nucleares en caso de si se recibe información fiable sobre el lanzamiento de misiles balísticos dirigidos contra el territorio de Rusia o de sus aliados; si armas nucleares u otras armas de destrucción masiva golpean el territorio de Rusia o de sus aliados o se utilizan para golpear unidades o instalaciones militares rusas en el extranjero; si el impacto de un enemigo sobre instalaciones gubernamentales o militares rusas de importancia crítica pudiera socavar la capacidad de ataque nuclear de represalia.
Además, también contemplan escenarios como si una agresión contra Rusia o Bielorrusia con armas convencionales plantea una amenaza crítica para su soberanía e integridad territorial; si se recibe información fiable sobre el despegue o lanzamiento de aviones estratégicos y tácticos, misiles de crucero, drones, vehículos hipersónicos u otros vehículos voladores y su cruce de la frontera rusa.
La disuasión nuclear
Como se ha dicho, las potencias tienen armas nucleares como mecanismo de disuasión para defenderse de posibles ataques en su territorio.
La disuasión nuclear, como muestra el caso de Irán, es un pilar clave de la doctrina militar de los países, pero la ampliación de escenarios por parte de Rusia demuestra que está dispuesto a utilizar ese armamento
En 2020, Rusia lanzó su nueva doctrina nuclear, pero con la invasión a Ucrania y el papel activo de Estados Unidos en apoyo al país agredido, el Kremlin ha dicho que la nueva doctrina es “un medio de disuasión”.
“Rusia realiza todos los esfuerzos necesarios para reducir la amenaza nuclear y evitar el agravamiento de las relaciones interestatales que podrían desencadenar conflictos militares, incluidos los nucleares”, dice el documento.
Escalada
Rusia no había lanzado antes su nueva doctrina nuclear esperando al momento indicado, como el que le dio Estados Unidos este lunes. Con más de 500.000 muertos en una guerra que esta semana cumplió 1.000 días, la escalada del conflicto se ha hecho evidente de parte y parte.
Según Jack Watling, investigador principal del grupo de expertos en defensa y seguridad del Royal United Services Institute del Reino Unido, el uso de misiles occidentales de largo alcance “ciertamente no desencadenará en una respuesta nuclear de Moscú, como temían algunos occidentales”.
“Rusia puede escalar de diversas formas para imponer costes a Occidente, desde el sabotaje submarino hasta el empleo de representantes para hostigar el comercio en Bab el-Mandeb −un estrecho frente al Mar Rojo−”, añade Watling.
El escalamiento de la guerra se ha dado desde Ucrania. El martes, Kiev disparó por primera vez contra Rusia el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (Actams), con el objetivo de atacar un almacén de municiones en la región rusa de Briansk, reportó The Wall Street Journal.
“Es una señal de que quieren una escalada”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en respuesta al ataque del martes, describiéndolo como una nueva fase de la guerra.
Desde hace meses, el Kremlin venía advirtiendo que el uso de este tipo de misiles de largo alcance equivaldría a un ataque de la OTAN y daría lugar a una respuesta clara.
Mientras que Moscú ha reaccionado con vehemencia a los ataques con misiles largos lanzando su nueva doctrina nuclear, Estados unidos ha dicho este martes que “es más de la misma retórica irresponsable de Rusia que hemos visto en los dos últimos años”, según las declaraciones de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.
Lejos de un cese el fuego, la guerra entre Ucrania y Rusia sigue escalando. El posible uso de armas nucleares por parte de los rusos abre un nuevo capítulo, en el que, además, tiene como aliados países como Corea del Norte e Irán que desde hace años vienen amenazando el mundo con el uso de armas nucleares.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.