UNA decisión súbita que puede derivar en malas sorpresas para la geopolítica global, como la extensión del conflicto y la ruptura de la coalición occidental es la que tomó el saliente presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al autorizar a Ucrania utilizar sus misiles de largo alcance contra objetivos dentro de Rusia.
Con un “mundo entrando en un período de turbulencia y cambio” como lo aseguró desde Río De Janeiro en la antesala de la cumbre del G-20 el presidente chino Xi Jinping, el aval de Biden a su homólogo ucraniano, Vodolimir Zelenski atiza el conflicto que este martes cumple 1.000 días y es “un paso más en implicación directa del país norteamericano en la guerra”, como lo calificó enl Kremlin.
En un giro “estratégico” a pocas semanas de la investidura del republicano Donald Trump, un alto cargo estadounidense que habló bajo condición de anonimato aseguró que Washington autorizó a Ucrania a atacar Rusia con sus misiles de largo alcance lo que, de suyo, implica blancos dentro de ese territorio.
Peskov recordó declaraciones del presidente Vladimir Putin cuando dijo que sólo los países de la OTAN pueden manejar los Atacms (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército) y dejó abierta la posibilidad, al igual que otras autoridades rusas, de adoptar algún tipo de medida de represalia.
The New York Times y The Washington Post habían informado que el aval de la Casa Blanca fue en respuesta al despliegue de tropas norcoreanas para ayudar a Moscú, las que Kiev ubica en 11 mil.
El demócrata Biden accede así a la petición de Zelenski antes de traspasar las llaves de la Casa Blanca a Trump, muy crítico con la ayuda estadounidense a Ucrania y la participación del país norteamericano en esa guerra que se libra en el corazón de Europa.
Kiev pedía desde hacía tiempo la autorización de usar armas occidentales de largo alcance para atacar bases desde las cuales Rusia lanza sus bombardeos y contrarrestar el avance de las tropas rusas en el este.
Sin aludir directamente al tema, Biden aprovechó la cumbre de líderes del G20 para defender a Ucrania. "Estados Unidos apoya rotundamente la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Todos en esta mesa deberían hacer lo mismo, en mi opinión", dijo.
El que sí lo hizo fue el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, quien confirmó la decisión de Biden y dijo que tenía una restricción de ataque de hasta 300 kilómetros dentro del territorio ruso, lo que considero “menos que nada”.
"No me parece una distancia espectacularmente profunda", valoró el diplomático español, al tiempo que descartó que vaya a darse una decisión unánime de la UE, reiterando que corresponde a cada Estado miembro decidir las condiciones del armamento que suministra a Kiev.
La decisión de Washington traslada el foco a Francia y Alemania, Estados miembros que suministran este tipo de armamento a Ucrania. Por el momento el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, dijo que el presidente Emmanuel Macron, ya ha dicho que es una opción "a considerar", apuntando que "no hay nada nuevo bajo el sol", respecto al paso de Estados Unidos y que París pueda adoptar esta misma decisión.
200 objetivos en la mira
Por su parte el canciller ucraniano, Andriy Sybiga, aseguró que la decisión estadounidense “podría cambiar las reglas de juego. Cuanto más tiempo pueda atacar Ucrania, más corta será la guerra" y enfatizó que su país tiene "pleno derecho a atacar objetivos militares en el territorio ruso".
Los misiles Atacms suministrados por Estados Unidos deberían utilizarse inicialmente en la región fronteriza rusa de Kursk, donde se han desplegado soldados norcoreanos en apoyo de las tropas rusas y según expertos, ponen bajo la mira más de 200 objetivos militares en Rusia.
Los Atacms logran velocidades supersónicas y tienen un radio de alcance de hasta 300 kilómetros de distancia, por lo que el presidente ucraniano Zelensk, venía reclamando no sólo recibirlos sino también poder utilizarlos para lanzar ataques en suelo ruso.
En este sentido, Kiev varió hace meses su estrategia militar para incrementar sus ataques sobre territorio ruso e incluso lanzó una incursión terrestre en la región de Kursk.
Los Atacms pueden transportar una ojiva con más de 200 kilos de explosivo o bombas de racimo, un tipo de armamento este último del que Estados Unidos tendría un amplio arsenal habida cuenta de las críticas generalizadas sobre su uso por los efectos indiscriminados que esta munición provoca a corto y largo plazo sobre la población civil.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, en inglés) estimó en un informe publicado en agosto que Rusia tenía a menos de 300 kilómetros de la frontera con Ucrania al menos 245 objetivos militares o paramilitares. Dentro de esta lista, que no es definitiva porque podría haber otros objetivos ocultos, figuran 16 bases aéreas.
Además, las fuerzas ucranianas disponen también de lanzaderas para disparar los Atacms, ya que pueden utilizar los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (Himars), que Estados Unidos comenzó a enviar ya en 2022, el año del inicio de la invasión, según informó el periódico 'The Washington Post'.
Reticencias en la OTAN
Y aunque algunas fuentes de Washington consideran que Biden pretende con este gesto reforzar la posición de Ucrania con vistas a una posible negociación con Moscú, una vez Trump llegue al poder, la decisión además de avivar la posibilidad de que el conflicto se extienda también amenaza la unidad de la coalición occidental contra Rusia.
Así, varios países de ella y, por tanto, miembros de la Otan, han rechazado abiertamente que Kiev use dichos misiles contra territorio ruso y, otros, han expresado sus reticencias.
Así, por ejemplo, Hungría criticó la decisión de Estados Unidos y lo calificó como un "último y desesperado" intento del gobierno Biden de extender la guerra a todo el mundo.
"La corriente principal pro guerra ha lanzado un ataque final y desesperado contra la nueva realidad", dijo el canciller húngaro Peter Szijjarto, en referencia a la vuelta de Donald Trump y al "avance de las fuerzas patrióticas en Europa.
"Esto no es sólo antidemocrático, sino también extremadamente peligroso. Parece que las fuerzas pro guerra, en su frustración final, no dudan de lo peor, es decir, extender la guerra de Ucrania al mundo", escribió el canciller en su Facebook.
Entre tanto, Alemania afirmó que entregará 4.000 drones guiados con Inteligencia Artificial a Ucrania, pero que no lo hará con los misiles de largo alcance Taurus (más de 500 kilómetros), que Kiev le ha pedido reiteradamente.
"He explicado muy claramente por qué no creo que sea correcto suministrar misiles de crucero Taurus", afirmó el canciller Olaf Scholz al margen de la cumbre del G20 e insistió que si bien es importante apoyar a Ucrania debe actuarse de manera “prudente”.
Los misiles sólo podrían usarse si se compartiera la "responsabilidad del objetivo", dijo Scholz, que considera que enviar Taurus a Ucrania amenazaría con arrastrar a Alemania directamente a la guerra.
"Eso es algo de lo que no puedo asumir responsabilidad y no quiero hacerlo… Tenemos claro que las potentes armas que hemos suministrado hasta ahora, la artillería de largo alcance y los lanzacohetes, no pueden utilizarse para penetrar profundamente en el interior de Rusia", señaló el canciller alemán.
China, que se presenta como parte neutral en la guerra entre Rusia y Ucrania pese a ser un estrecho aliado político y económico de Moscú, reaccionó pidiendo un "rápido alto el fuego y una solución política… El gobierno chino está dispuesto a seguir desempeñando un papel constructivo en la resolución política de la crisis ucraniana a su manera ", afirmó Lin Jian, portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores.
Extraoficialmente se conoce que el electo presidente Trump alista un plan para poner fin a este conflicto que llegó a los mil días. Se dice que se basaría en la creación de una zona desmilitarizada común, al estilo de la que hay entre las dos Coreas. Y en el mismo sentido estaría la propuesta de alto al fuego que ‘cocina’ el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y que incluiría el posible despliegue de tropas internacionales, así como un freno en las ambiciones ucranianas para entrar a la Otan, motivo que generó la invasión rusa.
Por ahora la guerra sigue en curso y se espera el cambio de mando en Estados Unidos para que Trump anuncie medidas para acabar tanto este conflicto como el de Oriente Medio. De allí que tanto él como Putin hayan mostrado su disposición a dialogar, pese a la intransigencia del mandatario ucraniano.