¡Buena suerte, salud!
“Se acaba de reconocer que es servicio social y no negocio”
EN Colombia pasaron más de 50 años para decidir la organización de un solo sistema en la prestación de salud, sin límite en servicios, dolencias y estratos sociales. -Será una modalidad universal- dijo el Gobierno.
Así dentro del buen momento de la economía del país se acaba de reconocer, aunque tarde, que la salud es servicio social y no un negocio, y en consecuencia se establece un plan integral para toda la ciudadanía.
La buena cara se ilumina con el respaldo del sector académico y científico, que de acuerdo con fuentes de alta credibilidad, ha participado en la elaboración de borradores, en cuanto tiene que ver con la plataforma de funcionamiento y evaluación de la demanda de atención a todos los usuarios, en el nuevo plan.
Se agrega que el modelo único fue sugerido en no menos de cinco ocasiones, entre las décadas de los años 70 a 90, por instituciones como la Academia Colombiana de Medicina, la Sociedad Médica de Bogotá y con otras agremiaciones profesionales que predominaron en la época. Explican que no se aplicó la iniciativa, porque propusieron que fuera desarrollada por el Instituto Colombiano de Seguros Sociales, entidad liquidada.
El ahora -modelo universal- tiene su espejo, con experiencia y sin mayores tropiezos, en Europa, EE.UU., Canadá y algunos países de Latinoamérica.
La cara menos iluminada sobre esta decisión abre interrogante sobre cómo será la financiación de la plataforma operativa, al eliminarse los sistemas contributivo y subsidiado. Está por verse, la participación estatal en cuanto al origen y giro de partidas, para cubrir costos en hospitales y clínicas. Expertos sugieren que se requerirá el montaje de un fondo, con características de una gran banca de salud. Nada tienen que hacer las EPS, manejando dineros. En varias regiones, esas instituciones eran o son manejadas, por paramilitarismo y capataces, con supuestas banderas partidistas. Es razón para esperar un Ministerio de Salud, sin el eufemístico nombre, de la Protección Social, enredado entre lo laboral y la salubridad.
Hay que reconocer que, con el control estatal, la gran mayoría de entidades EPS e IPS, “se pusieron las pilas” para atender a sus afiliados, inclusive sábados y domingos.
Entre tanto, no puede pasar inadvertida la crisis de hospitales en estado de coma financiera y operativa, carcomidos por corrupción y olvido, en cerca de diez municipios del país.
Ojalá no sea interminable el debate para hacer la nueva estructura de salud, de la que se espera colme las esperanzas de una verdadera calidad de servicios. Solo resta decir ¡buena suerte, salud!, que éste no sea ensayo de laboratorio, sino plan de larga vida.