Detrás del boom
Colombia toda su historia. Lo hace sobre el tablero del comercio exterior, frente a jugadores de experiencia en Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia, Centro y Suramérica.
Todo se traduce en inversión de capitales en producción, telecomunicaciones, petróleo, minería, banca, comercio, tecnología ingeniería y turismo entre otros, enmarcados en los tratados de libre comercio.
A diario todas las miradas miden con exactitud el manejo de las fichas, único indicativo en los negocios, para ganar o perder. Muy difícil que este juego económico pueda quedar en empate para Colombia, si se tiene en cuenta la talla capitalista de sus contendores.
No se pone en duda que importantes compañías financieras y otras, participantes directas, en proyectos industriales o de infraestructura, estén atraídas por la ubicación del país en crecimiento, con un cuarto lugar en Latinoamérica.
Sin embargo, empresas nacionales y extranjeras dedicadas a ingeniería civil, abrieron al terminar el primer semestre del año serios interrogantes sobre su credibilidad en los anuncios del Gobierno, en relación con la inminente ejecución de obras de gran alcance.
Sostienen que se cambian las reglas de juego en cuanto a la característica de los proyectos que se entregarán en concesión; decidieron las entidades oficiales que, la autopista Ruta del Sol, tendrá modificaciones en sus calzadas, por razones de presupuesto.
El citado cambio se tomó, después de que ya se han adelantado los diseños; otros constructores, advierten lentitud en la Agencia Nacional de Infraestructura.
Ese organismo, heredó la paquidermia del liquidado Instituto de Concesiones (INCO). Explican que después de varios años de adelantarse a paso de tortuga varias obras viales, estas se ejecutan sin interventores.
Y muestran cómo prevalece una vieja práctica en las relaciones entre Estado y empresa privada, al dejar acumular resoluciones del Ministerio de Transporte, dirigidas a convocar concesiones autorizadas por el Gobierno Nacional.
Cuando se trata de pagos, estos se hacen a 60 y 90 días, períodos apenas suficientes para colocar al borde del estallido, la estabilidad de compañías del ramo y muchas de sus asociadas para hacer proyectos.
Para los constructores en ingeniería civil, el retroceso empresarial al término del semestre, está calculado en 30 por ciento.
El Ministerio de Transporte, dice a constructores, que no siempre están las disponibilidades financieras para pagos, mientras el Gobierno central, anuncia multimillonarias inversiones en infraestructura.
Detrás del boom económico se puede estar inflando la realidad, por mala calidad en la comunicación interna del Gobierno, en cuanto a la precisión de los presupuestos y el manejo de la Agencia de Infraestructura. Eso se refleja en el atril presidencial y su mensaje al país.