Falacia
“Esa manía de sentirse superior al resto del mundo”
EN este espacio se ha conversado sobre los problemas de suponer que se tiene la verdad moral sobre la realidad de un país. Esa manía de pretender sentirse superior al resto del mundo, intentar defender una posición política a través de la existencia de un valor y no de las ideas, de suponer que son los únicos que pueden salvar a una sociedad completa.
Y en la carrera a la Alcaldía de Bogotá se ha presentado la mayor forma de irrespeto con una sociedad: el discurso irracional de Antanas Mockus para finalmente lanzarse a la Alcaldía Mayor.
Decir que su todo vale no es igual al todo vale del gobierno anterior es una miserable falacia. Al final sólo significa que el fin sí justifica los medios, que él puede pasar por encima de la sociedad con su argumento pendenciero de que su todo vale es diferente al del resto del mundo, como si existiese alguna forma de decir que pasar por encima de las normas por un objetivo o por el otro tiene un peso diferente dentro de una sociedad cualquiera.
Es evidente que su posición es acorde con la forma extraña de movimiento político en el que terminó metido en el final de la campaña presidencial. No existe diferencia alguna dentro de los objetivos que él supone suyos con los objetivos de personas que pasan por encima de la ley para cumplir con los de ellos. Quizá la acción no es igual, pero el mecanismo es el mismo y significa lo mismo, vale un pepino lo que piense el resto, sólo él tiene la verdad absoluta, y los demás deben someterse.
Y es ese increíble ego el que termina tirando al traste la poca cultura que se suponía que él mismo había creado en la ciudad. Con esto simplemente está justificando la situación del país, los cuarenta años de insurgencia, la corrupción, el paramilitarismo. Las acciones sin importar de donde vengan no pueden justificar objetivos, porque aunque suene a teoría tonta, es seguro que cuando la guerrilla o el paramilitarismo se crearon tenían la idea de un país mejor, pero en el camino fue donde terminaron siendo la tragedia que son hoy para el país.
Pero él seguirá pensando que su vida vale más que la de cualquier otro colombiano y que su razón es mejor que la de todos nosotros. Pero bueno, aún quedan tres meses para que los bogotanos tomemos una decisión sobre lo que queremos que pase con la ciudad, esperemos a ver.
juandiego.becerra@raddar.net