JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Marzo de 2014

Elecciones y partidos

 

El  problema no es el voto de opinión, así que de nada sirve decir que hay que votar bien. Si fuese por los opinadores o al menos por aquellos que de vez en cuando leen la prensa o se informan más allá de los titulares de un noticiero, no tendríamos ni la mitad del Congreso que tenemos y hace rato hubiésemos revocado a más de un alcalde. Pero la verdad es que el voto de opinión es mínimo, es irrelevante frente a los votos logrados gracias a las maquinarias políticas y esa es la principal razón por la que nuestra política está como está.

Claro, hay excepciones a la regla. De repente algún alcalde como el caso de Antanas Mockus o el caso de Álvaro Uribe para la Presidencia lograron romper la política tradicional; pero fuera de contados casos, nuestra política es la del tamal y el aguardiente, la de los formularios que prometen casas y los mercados empacados. Esos son los votos que hacen que los partidos aún existan, los que llenan las urnas.

Quizá este año la cosa sea un poco diferente, pero más allá de los votos alcanzados por las cabezas de lista no habrá demasiados cambios. Nuestro sistema premia a aquellos que montan buses para llevar votantes de un pueblo a otro o a aquellos que por años han contado con el respaldo de grupos al margen de la ley. Y no importa si en los últimos cuatro años han hecho algo más que asistir a las sesiones, si es que asisten: allá llegarán por cuenta de las billeteras que logran a pesar del contrato que sea.

Y nadie puede hacer nada, o mejor, a nadie le interesa hacer algo. A pesar de los golpes de pecho de los partidos, prefieren callar cuando les pueden llegar un par de decenas de miles de votos por mirar hacia otro lado, aunque después acusen a todos los otros como defensores de la moral pública. Es suficiente decir que las responsabilidades son individuales.

Por eso estoy seguro de que de nada sirve decir que los colombianos tenemos que votar bien. De nada sirven los debates, los artículos periodísticos, los opinadores. La verdad es que en nuestra política los beneficiarios del sistema perverso de la compra de votos son los partidos, casualmente los únicos que tienen en las manos la posibilidad del cambio. Así que seguiremos igual, esperando otros cuatro años para ver si por fin logramos votar un poco mejor.

@juandbecerra