JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 13 de Octubre de 2013

La papaya de la prima

 

Si hay algo que ha sido claro en este Gobierno es que tiene un problema serio de comunicación frente a las crisis que se le presentan. Así ha sido con los paros, con las declaraciones de La Habana, con el escándalo de la palma. Pero quizá el mayor desacierto ha llegado por cuenta de la prima, del chicharrón ocasionado por el fallo del Consejo de Estado, del abordaje de la situación y de la solución que terminó siendo comidilla para la opinión pública.

Es necesario decir que el primer problema no surge del Ejecutivo, sino de los mismos congresistas que tienen encima a la opinión pública por sus extraños comportamientos laborales. El ausentismo, las distracciones y las salidas en falso han generado que la opinión pública no valore la labor que realizan, quedando como injusto que de repente les otorguen una prima adicional. Ahora bien, el problema no radica en la prima que se montó para subsanar el enredo, sino en las primas de salud y localización que tumbó el Consejo de Estado.

Lo primero que hay que decir es que ambas primas no fueron “regaladas” en este Gobierno y la falta de control sobre la entrega de la prima de localización hace parte de una labor de la administración del Congreso y poco tiene que ver con el ejecutivo. Decir que una prima de salud para congresistas con buena salud consista en 3 SMLMV sí es una atrocidad, igual que tener que subsidiarles el apartamento en el que viven, pero esa es otra historia.

Este aumento no es más que una nivelación para evitar un montón de problemas ocasionados por demandas laborales que podían surgir luego del fallo del alto tribunal y el enredo de los demás salarios de los funcionarios del Estado. Pero la desconexión de la administración y el Legislativo con el pueblo da pie para que cualquiera se escandalice por una nivelación que en cualquier caso no hace más que dejar las cosas como estaban antes del mencionado fallo.

Lo que sí genera indignación es el comportamiento de los congresistas que por cuenta de un fallo judicial detienen sus labores como si la culpa fuese de los ciudadanos que están atentos a la reforma a la salud o a alguno de sus magníficos debates. O aquellos que han recibido durante varios períodos el sueldo con las primas que fueron tumbadas y ahora se dan golpes de pecho con la solución alcanzada. Lo único claro es que la verdadera culpa es de los congresistas que no dejan de dar papaya.

@juandbecerra