JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Septiembre de 2013

No se cumplen normas

 

Tenemos una inclinación a no cumplir las normas que existen y, a regular  sobre lo mismo infinidad de veces, hasta que lo que se regula pierde el sentido y termina por ser no conocido. En una sociedad en donde reclamar por cualquier cosa que se cree (con razón) está afectando mí derecho, puede resultar cercenando el derecho más importante, la vida, no tiene sentido hacer más normas si no se conocen las que existen y las autoridades respectivas se apersonan, se leen los decretos y las hacen cumplir objetivamente.

Veámos: el Decreto 984 de 1995 tiene de todo, pero esencialmente tiende a la prevención y control de la contaminación atmosférica y la protección de la calidad del aire. Allí encontramos unas normas sobre niveles de ruido en zonas residenciales y de tranquilidad, y también respecto del uso del “claxon o bocina” y de los equipos de sonido en los buses y taxis y, de sirenas y alarmas especiales en vehículos particulares. En estos fenómenos rutinarios me quiero detener ya que reclamar por su cumplimiento puede resultar en tragedia.

En cuanto a las zonas residenciales, la norma no  permite a ninguna persona la operación de parlantes, amplificadores, instrumentos musicales o cualquier dispositivo similar que perturbe la tranquilidad ciudadana y de los vecinos. Y en lo que tiene que ver con los vehículos de servicio público, la norma  restringe el uso del pito y no tolera que mantengan encendidos equipos de transmisiones radiales o televisivas, que trasciendan al área de pasajeros, a volúmenes que superen el nivel de inteligibilidad del habla, es decir, que no se pueda oír ni siquiera a la persona que va con uno. En cuanto al fastidioso uso de sirenas o alarmas especiales, como a los que estamos acostumbrados a oír en camionetas escoltas de alguien, usualmente de uso oficial, aunque también particulares, la ley permite su uso solamente en vehículos militares, de policía, ambulancias y bomberos. Está prohibido en todos los demás.

Entonces, ¿por qué no se cumplen las normas? ¿Por qué tenemos que ver afectada nuestra tranquilidad diaria por algunos que desconocen estos principios? Parece que la autoridad ambiental queda en el papel o solo se ejerce para algunos casos que consideran de mayor impacto como, por ejemplo, la restricción de operación en la pista sur del aeropuerto Eldorado de Bogotá.

Señores autoridad: las normas están ahí. Ejerzan su misión ambiental objetivamente. Todos se lo agradeceremos.

@ReyesJuanfelipe