Según la revista Time, el presidente y la vicepresidente electos de los Estados Unidos son los personajes de 2020 -un título que, a juicio de muchos, hubieran merecido mejor los trabajadores sanitarios que luchan contra el Covid-19-. Considera The Guardian que Robert Lewandowski ha sido el mejor jugador de fútbol de este año, y Pernille Harder la mejor jugadora, ambos futbolistas, porque no hay futbolistos ni futbolistes, para ira y queja de los activistas (¡tampoco hay activistos ni activistes!) del lenguaje “incluyente”. A juicio de Babelia, suplemento cultural de El País (España), la novela “Un amor”, de la escritora y periodista Sara Mesa, es el mejor libro del año que está por concluir. Y, de acuerdo con la plataforma Spotify, la canción más escuchada fue Blinding Lights, de The Weeknd.
Pero, sobre todo, en la cumbre de las listas de 2020, está la omnipresente pandemia. Un inventario realizado por The Economist en sus propios archivos y en los del diario The New York Times da cuenta palmaria de ello. En más de siglo y medio, sólo las guerras mundiales han tenido una cobertura periodística semejante, a tal punto que casi la mitad de los artículos publicados este año en uno y otro medio contienen las palabras “covid-19” o “coronavirus”.
También en cuestiones internacionales, la pandemia ocuparía el primer lugar en cualquier lista. No se pueden desconocer sus implicaciones geopolíticas y diplomáticas, el desafío que plantea a la gobernanza internacional, su interconexión con otros riesgos globales, o su impacto potencial en la estabilidad política, el crecimiento económico, y la cohesión social de prácticamente todas las naciones.
Pero en 2020 ocurrieron otras cosas dignas de ser alistadas -descontando también, por obvias razones, las elecciones en Estados Unidos. Aquí van algunas, sin orden ni prioridad, aunque con la intuición de que su relevancia se irá haciendo aún más evidente en 2021 y en los años por venir…
El Acuerdo Abraham, y la formalización de la “gran transformación” de las relaciones entre Israel y los países árabes, junto con todos los incentivos puestos en juego para ello. El despegue de la nueva carrera espacial, actores privados incluidos, y sus implicaciones astropolíticas y astroeconómicas. La entrada en vigor del Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares, justo cuando en varios frentes hay un notorio “incremento armamentista”. El aventurerismo turco en el Mediterráneo oriental, en Libia, en Medio Oriente, y en el Cáucaso. La guerra de Nagorno-Krabaj, y sus descontentos. La “hidropolítica” de la presa del Renacimiento, en África; y el conflicto de Tigray en Etiopía. Las escaramuzas fronterizas entre China e India. Los recurrentes episodios de jaqueo. La firma del RCEP, el mayor tratado comercial del mundo, y la otra cara de la moneda, el interminable Brexit…
Tal vez hay en esta lista cosas que sobran, y son muchas las que faltan. El año próximo irá depurando las unas y agregando las otras. Lo único cierto, aun con la vacuna circulando, seguirá siendo la pandemia.