Aunque no parezca, la industria del fútbol pasa por un momento complejo. Al menos, la industria del día a día. El fútbol de clubes en los países atraviesa un momento coyuntural. El fútbol de selecciones es otra cosa. Algo que tendrá su espacio más adelante en esta columna.
La industria del fútbol actualmente está viviendo (sobreviviendo) económica por tres pilares: los derechos de transmisión de televisión, que son el santo grial de este cuento, las transferencias de jugadores y de las apuestas deportivas, otra industria a la que ya le dedicamos algún espacio.
En cuanto a los derechos de transmisión por televisión, las ligas y los equipos alrededor del mundo tienen modelos para distribuir sus contenidos: ósea los partidos en vivo que es lo que realmente consumen en masa los usuarios del fútbol.
La mayoría de las ligas utiliza un modelo progresista: llega una cantidad bastante buena de dinero y se reparte de acuerdo con la cantidad de rating (personas viendo el contenido al tiempo) que aporte cada equipo. Por eso, los equipos grandes ganan más.
Existen algunas particularidades. Por ejemplo, México. Un mercado supremamente interesante. En el fútbol mexicano, algunos equipos manejan por su propia cuenta los derechos de transmisión de sus partidos de local, por supuesto con la regulación de su Federación. Recientemente, se dio el caso del equipo Rayados de Monterrey.
Rayados logró vender sus derechos de transmisión a Televisa por algo más de 25 millones de dólares, es una cifra estimada, en estos casos siempre se conocen datos no oficiales. Antes, los derechos pertenecían a Fox Sports. La clave en esto: la autonomía de los propios equipos para negociar qué canal o qué plataforma entrega más dinero y sobre todo mejores alcances de difusión.
Ahora, ¿qué pasa con el mercado del fútbol colombiano? Ya lo hemos aclarado en este espacio. El modelo de distribución de contenidos del FPC es tradicional. Un canal premium tiene todos los partidos en diferentes horarios. El tema es cómo se reparte el dinero y la cantidad de partidos que se juegan.
El periodista de El Tiempo, José Orlando Ascencio, compartió un dato que me dejó frío: las ligas en Europa juegan entre 34 y 38 fechas. La de Colombia tiene 56. Entonces, el negocio del FPC es tener partidos todos los días para que el dinero se reparta, casi que en partes iguales, proporcionalmente hablando, entre todos los afiliados de la Dimayor.
El modelo en Colombia está completamente desgastado. Aunque entregue algún tipo de rentabilidad, sobre todo para los equipos chicos, esta fórmula está acabando con la gallina de los huevos de oro. Los partidos son malos y cada vez menos vistos por la audiencia que prefiere otras ligas o directamente otros deportes. Si los dueños del FPC no cambian, y mire que hay opciones como México o Brasil, se les acaba el negocio.